Ecos en la Oscuridad

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Había una vez.
Había una vez...
Alguna vez hubo una vez.
Dicen que alguna vez hubo una vez, en la que existió aquello a lo que los antiguos llamaron luz, dicen que de su fuente emanaban ríos de energía y que como ningún otro fenómeno creaba las más excéntricas figuras. Más antiguo que el mito mismo es aquél momento en el que alguna vez brilló. Los últimos relatos en mi mente se refieren a ella como una idea, tan ambigua como ninguna otra, el llamado humo blanco, alimentaba a los vivos, yo, yo...
Puedo casi pensar en cómo sería, puedo casi recordarla, como si enserio jamás hubiera existido. Aún con estos ojos ciegos, aún sin saber realmente lo que es el color, realmente todo es un mito, son solo cuentos, son solo cuentos ruego.

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¿Recuerdas cómo brillaba?

Brillaba tanto;

Su fulgor era aquél de la luna de octubre.

El resplandor sí.

Un momento es aquél en el que vivimos.
Uno tenue, como breve suspiro del universo.

Y sí, cantaba a la luna, la misma luna, cantaba a la luna su más maestra canción,
Que tanto tanteaba de tanto a tanto sin realmente decir nada.
Y brillaba, de su tan brillante brillo, brillaba sí; o decía ella aquello.
Pero sí, una lágrima se asomaba de la dulce brillante cantora, alguna vez, tan vez sí, en aquél octubre de libres pasiones.

Una sí tan agria lágrima que en sus labios se fundía con los ciento quince mares que le rodearon.
A cántaros cantaba sí su bello canto, a cántaros cantaba sus agrios gemidos.

Por una vez en mi vida, alguna vez, por una vida mía, aquella vez, por tan sólo una
Lo que no daría.
Deseé que jamás acabara; era, era el más hermoso instante.
Me sedujo la noche de octubre.

Me atrajo a las fauces de la oscuridad,
Victimizó mi alma esta dulzura,
Soy parte de ella.
La noche como bestia me ha consumido ya hace tanto, tanto sí.

Oh, si ves la luz, si la ves corre.
Oh amada, amada alma,
Si alguna vez miras la luz, huye, escóndete, teme sí.

Si alguna vez has de ver la luz, recuerda aquella única vez, recuerda amada mía.
Sí amor, si pierdes el camino, sigue las sombras.
Octubre, la madre te abrigará.
Si amor, alma mía, no pierdas el camino que como aquella vez, la luna a tenues gritos, con dulces agrios gemidos, de dolor y de pasión cantan el climax, lo sufren, pues viene ya pronto toda una vida en oscuridad, dulce oscuridad.

Y sufre la tierra entera.
Que a manos de aquél hórrido brillo perecerá.
Se esconden los vivos entre sus pieles y la tierra se entierra bajo la noche
Se esconde la arena tras las profundidades del mar, allá donde la luz nunca jamás conoció.
Pues sí, el paraíso tiene su fecha de caducidad, y hasta los más bellos finales, deben terminar.

Se asoma el sol tras nuestra madre luna, y a gritos desesperados ve sus bellas arenas arder.
Se aferra así como el alma al cuerpo de su dulce oscuridad.
En lo que pende de la noche una última luna de octubre y el canto que resuene hasta el nuevo amanecer.
No lo olvides amada, que desde las sombras del día, sus hórridos ecos por siempre sonarán.

El Fin Del CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora