Capítulo 2 - Azul Ultramar

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España ( I ).




— ¿Cómo te sientes con todo esto?.

— ¿Con respecto a qué?.— Las preguntas que me hacía el psicólogo no eran muy confortables, la mayoría de las veces saltaba con temas que no tenían sentido alguno, para mí.

— Con respecto a tu hermano Aina, ¿que piensas?.

— No mucho, trato de evitarlo.

Las cosas no iban muy bien en las sesiones, ya sea porque yo no me dejaba ayudar, o el psicólogo no sabía como ayudarme, hablar de Evan era lo último que quería hacer.

— Bueno, podrías empezar a contarme por lo menos, como era él.— el psicólogo me miraba con cara muy seria, y hacía que el ambiente se pusiera más incómodo.— ¿por qué querría saber cómo era él? De todas formas no lo conocerá nunca.— murmuré.

— Aina, sé que éstas preguntas no te gustan, pero puedes hablarme de esto cuando quieras y estés lista, con un simple "no quiero", esta bien.— me empecé a incomodar.

Me levanté de la silla, agarré mi chaqueta con mi bolso, mire al psicólogo y le contesté un simple..:

— No quiero.

Al salir del consultorio, me fui a encontrar con Aris para tomar un café. Aunque no era mi bebida favorita, la costumbre yacía en mi ya. Caminé dos cuadras y media hasta que me distraje por encontrarme con un gatito pequeño, su color era negro con pequeñas manchas naranjas, al pobre se le notaba muy hambriento y no me quería imaginar cuanto llevaba así. No pude evitar dejarlo, así que lo alze y me lo lleve hasta la cafetería que quedaba a unas cuantas cuadras más. Llegando, vi que Aris me esperaba en la puerta, mientras me iba acercando, noté su expresión de sorpresa.

— ¿Pero que traes allí?.— Pregunta, no evitó no preguntar algo más obvio.— creo que es un mono, ¿cruza con gato? Todavía no lo sé.— Aris se reía.

— Bueno, al parecer encontraste un nuevo amigo, cuéntame ¿dónde lo haz pillado?

— Al salir del consultorio, a dos cuadras estaba este pequeñito buscando comida, así que me lo he traído.

— No quiero sonar un "agua fiestas", pero sabes que no te dejan tener mascotas Aina.— me entristecí un poco, pero era cierto lo que decía.— Lo sé, por eso es que quiero que lo tengas tú por un tiempo.— la cara de Aris era muy graciosa, levantando las cejas y mirándome sorprendido.

—¿A caso estás pirada?.— me tocaba la cabeza. — No, sólo es por un tiempo, veo como resuelvo que me dejen tenerlo. Me lo llevaré, vamos Aris, sólo es por poco tiempo.— mi insistencia era tanta, que cuando estaba por arrodillarme Aris me agarra del brazo.

— Esta bien, pero sólo por un tiempo.- estaba tan contenta que le di un abrazo muy fuerte. — pero ahora no podremos entrar, así que mejor vamos a otro lado... Oh y otra cosa, ¿qué nombre le darás?.

— Le pondré Hércules.— Aris se entró a reír tanto, que no pude evitar darle un golpe en el brazo.— está bien tía, es un nombre raro para un gato, pero si te gusta...— me lo decía tan sarcásticamente, pero de igual manera, me entre a reír con él.

Después de despedirme de Aris y de Hércules, fui camino a mi casa. Curiosamente vivía a sólo cinco cuadras, cosa que me parecía perfecto. No me gustaba caminar tan lejos de noche. Mientras hacía el típico recorrido, contemplaba la noche tan calurosa pero perfecta que hacía, a penas se notaban rayos de sol. El cielo pintaba con un hermoso color azul ultramar, salpicado por muchas manchas de distintos colores. Las luces hacían que el paisaje reflejara una oportunidad para pintarse en un bastidor, tanto parecía como "la terraza de café por la noche" de Van Gogh, aunque nada se comparaba por esa imagen tan perfecta que reflejaba el barrio.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2017 ⏰

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