Cap. III La obra

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El aire en la habitación era blando y tenso, sus pulmones se asfixiaban con el humo del cigarrillo fluyendo como sus sueños, como sus ideas que oscilaban e su alrededor, libres, salvajes, tan propias de él, tanto que él se sentía consumido por ellas. Su imaginación pintaba su mirada y todo aquello que tocaba, era erótico verlo desde sus ojos, artístico y maravilloso.
El papel en blanco y sus ideas encapsuladas en un abismo sin salida, el escritor frustrado y congelado en el asiento frente al escritorio, con más copas que letras encima, sentía la necesidad y el deseo pero no era capaz de poner en marcha la divinidad de su resplandor, no podía remojar de color sus ideas, se ahogaba en la eterna oscuridad y vacío. Su existencia se desvanecía tras su necesidad y el sol salía por la costa coloreando el oleaje del mar, la brisa tocaba sus mejillas heladas y tiesas.Ya habían pasado 4 semanas desde que Jef lo había perdido todo, quizá el talento o su sentido existencial, realmente pudo ser algo valioso o realmente no. Pero lo importante y lo que era tan intrigante, era el porqué de su ausencia, el viento no fluía como debía y el sol no tenía esa incandescencia tan propia, algo sucedía con él, lo consumía y lo atrapaba en un eterno lapso, un recuerdo de aquella tarde en el teatro de Welen´s Prelf, mientras veía aquella obra famosa en el condado titulada “Noches Sin Poder Dormir” protagonizada por la hermosa Beti Girman, viuda y sin hijos desde Asia ya 3 años, sospechosamente tenía el papel de Rudy piper una madre viuda que
proyectaba el dolor y las dificultades de una mujer al vivir sola, con 3 hijos llamados Eliz, Margared
y Miller. Durante toda la obra Jef se preguntaba el por qué estaba ahí, realmente el odiaba ese tipo de cosas, era odioso ver como fingían ser un personaje fuera de la realidad, pero para Jef verla en escena con ese cabello terso y claro, moviendo los labios replicando silaba por silaba el guion de la obra, tan expresiva y viva, fue cautivador y un tanto espectacular, Jef no creía lo que sucedía, era extraño e inexplicable para él, verla, oírla y atestiguarla por primera vez. Al cabo de dos largas horas Jef había disfrutado de la abra hasta el cierre de telón. Con las manos sudorosas y dando gracias a ese boleto que le fue entregado por un viejo amigo al que le preocupaba su excesiva falta de contacto al exterior Jef, agradeció a que los cigarrillos se le hubieran terminado y que su máquina estuviera averiada, para ese entonces ya no era el, no era más ese mezquino hombre de escritorio, él era otra cosa, algo fornido y colorido, alguien que deseaba por primera vez algo que jamás pensó desear.

continuará...

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2017 ⏰

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