Como me los esperaba, pensé. Al llegar al aeropuerto John F. Kennedy y después de recoger mi poco equipaje, vi a mi padre esperándome con su esposa y sus dos hijos. El hijo mayor se llama Ben, era el típico chico lindo que cautiva a todas las chicas, es jugador de fútbol americano, tiene un abdomen estupendo (sólo lo sé, cuando pasaba vacaciones aquí e íbamos a nadar un rato), y según lo que sabía, era novio de la chica más popular del colegio, o sea, la más antipática, pero al mismo tiempo la más sexy, creo que su nombre era Anne. El hijo menor era todo lo contrario, sí, era guapo, pero no tanto. Su nombre es Logan y lo considero mi mejor amigo, es simpático e inteligente y, no se acuesta con cualquier chica que le pasa por el frente.
Al primero que saludé, fue obviamente a Logan, lo abrecé tan fuerte que tuvo que decirme que lo soltara, después saludé a mi padre, como si nada pasara, y por último a Emily y a Ben.
-Te tengo una sorpresa, niña de mi ojos - Dijo mi padre – Espero que te guste, me ayudó a escogerlo Logan.
Rodé mis ojos instantáneamente, yo sabía que me tendría algún regalo de “bienvenida” que en verdad significada “Perdón por no estar contigo”.
-Claro papá, a mí me gusta todo lo que tú me regalas - Pero para mis adentros pensé, “Ojalá fuera amor lo que me das y no tus estúpidos regalos caros. - Vamos pues, que me muero de ganas por saber qué es-dije.
Cuando salimos al estacionamiento vi un BMW M3 descapotable, de un color rojo brillante. No pude esconder mi emoción, puede ser que odie a mi padre, pero era el mejor regalo que me habían dado en toda mi vida, dentro de mi mente una pequeña voz me dijo “Buena esa Caroline, él ha cumplido su prometido, hacer todo más fácil contigo, resolviéndolo con dinero”, pero la ignoré, estaba demasiado feliz.
-¡GRACIAS! Me encanta- Y abracé a mi padre.
-De nada, ése es mi regalo de bienvenida, y este es el de Emily- Sacó una tarjeta de crédito y me la entregó – Ahora puedes ir de compras, ya que al parecer no tienes nada de ropa- dijo, mirando mi pequeño equipaje.
Le di las gracias a Emily también y me dispuse a montarme en mi nuevo auto, con Logan para así poder ir de compras.
Todo el día nos la pasamos de almacén en almacén, comprando faldas y vestidos cortos, blusas escotadas, jeans ajustados, tacones demasiado altos y de colores brillantes, además de accesorios y muchas otras cosas. Así empecé el plan para ser la nueva yo.