"¿Había caído en su arcoíris de colores?"
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Había pasado 2 meses conociendo a mi animada, dulce y colorida vecina, Aoyama Umi o como había comenzado a llamarla "Seol". Era cierto que no la toleraba del todo, aunque también era verdad que había buenos ratos con ella.
Ahora mismo me encontraba sentado en el ahora piso alfombrado dentro de la habitación de la castaña. Nos habíamos pasado toda la tarde pitando de rosado las paredes provocando manchas de ese peculiar color en mi ropa usualmente oscura.
—Jaebum—Me llamó extendiendo limonada en mi dirección—Toma un poco y descansemos un rato—Suspiró exhausta sentándose junto a mí—Pintar es muy cansado.
—Seol, tu solo cantabas "Rookie" de Red Volver mientras yo pintaba las paredes.
—Te daba apoyo moral Jaebum.
—Llámame solo JB o no lo sé—Hice una mueca—Eso de "Jaebum" es extraño, solo mis padres me llaman así.
— ¡Bummie!—Chilló con una sonrisa.
—Oh, vamos ¿Por qué no lo vi venir?—Sonreí—No mereces limonada—Le quité su vaso y le di un trago a su bebida aunque rápidamente la escupí por todos lados, era asquerosamente dulce.
— ¡Mi limonada!
— ¡Es asqueroso!
— ¡Jaebum tú eres asqueroso!—Chilló con molestía, aunque rápidamente escondió su rostro en sus manos mientras se inclinaba y pedía disculpas—Pe-Perdón Bummie, no era mi intención ofenderte pero—Infló sus mejillas—Me hiciste enfadar mucho.
—Está bien, Seol, también puedes enfadarte—Sonreí—Y acabo de descubrir que te ves muy linda enfadada.
—Bummie se ha vuelto más cálido con Seol, con Yo—Canturrio contenta—Conmigo.
Me quede admirando su rostro mientras esta sonreía, unos pequeños hoyuelos salían a relucir, su dentadura no era perfecta, pero esoa hacia lucir más inocente y el tenue brillo labial rosado hacia lucir sus delgados labios más apetecibles—Eres linda, Seol.
—Gra-Gracias Jaebum—Tartamudeo mientras el color rojizo se pintaba en sus mejillas.
Abrí los ojos dándome cuanta de mi error ¡Lo había dicho en voz alta!, estúpido, estúpido, estúpido. No sabía cómo responder, comencé a lamer el aro de mi labio inferior con nerviosismo, aunque este se fue cuando Seol paso sus dedos por las argolla de mi oreja sonriendo como una niña pequeña.
— ¿Qué haces Seol?
—Tus argollas ¿Puedes prestarme una?
—Hmmm, claro.
Paso sus manos por mis orejas y, con cuidado, quito en arete que estaba justo en medio de las otras dos. Una sonrisa de victoria adorno sus labios al obtener la argolla entre sus manos, luego corrió despavorida a su pequeño alhajero en forma de un caramelo gigante y regreso rápido a sentarse frente a mí— ¡Ponte este!—Sonrió extendiendo un arete similar al mío solo que el de ella era rosado. Estoy comenzando a aceptar ese color poco a poco.
