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damián

después de lo que pasó en aquella parada no supe más de esa mina, no sabía ni su nombre y eso causaba cierta curiosidad en mí.

de todas maneras sería casi imposible volverla ver en una ciudad tan grande como esta. de igual manera, no me quejaría si llegara a pasar.

—¿vas a entrar o te vas a quedar ahí afuera? —mi amigo marcos preguntaba desde la puerta— hace alto frío.

—termino el pucho y voy —respondí sentándome en la vereda.

sinceramente hoy no tenía ganas de ponerme empedo y terminar garchando con alguna piba que no conozco.

decidí salir a dar una vuelta, me gusta caminar de noche, ver el cielo estrellado y la luna.
el frío aire del invierno chocaba con mi cara.

pare cuando vi a una chica sentada en la calle llorando, odio ver a la gente mal así que me acerqué a preguntarle qué le pasaba.

—¿estás bien? —pregunté. ella levantó la mirada, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.

—estoy bien —dijo secándose las lágrimas.

—sinceramente no parece que estés bien.

—¿realmente te interesa saber?

—en realidad no, pero odio ver a minas lindas como vos llorando.

—me peleé con mi novio —contó— vos sos el pibe de la parada.

—soy yo sí —reí— y qué bajón lo de tu novio.

—bueno, pibe del pucho. soy abril —dijo extendiéndome su mano.

—encantado, damián —tomé su mano y la estreché, re suave era.

cigarettes // damDonde viven las historias. Descúbrelo ahora