Como comunicarse mal con éxito en situaciones sociales

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Celos, tu nombre es Keith.

Keith se limpió la baba del lado de la cara y sintió la alfombra.

De hecho, decidió que era mejor que sus ojos permanecieran cerrados en este punto. Podía ver que esta era la alfombra de su habitación, así que al menos eso era.

Este era un dolor que no había sentido por mucho tiempo. No desde la universidad, cuando asistió a un par de fiestas de fraternidad. Un par siendo la palabra acertada, literalmente había estado en dos. Aprendió todo lo que necesitaba saber en esos dos casos, había aprendido un juego de cartas decente y se enteró de que los chicos de la fraternidad eran los peores.

Finalmente decidió darse la vuelta, la agitación en el estómago fruto de una combinación entre esa deliciosa comida japonesa y la mala influencia de Shiro lo hicieron miserable. Se levantó del suelo, la presión en su cabeza se movía mientras lo hacía, eso fue paralizante. No había forma de que fuera a dejar esta habitación hoy. Pasó una mano perezosamente por su cabello, podía oler el alcohol en su piel y lo odiaba. Al menos podría salir de ahí para ducharse.

Una rápida mirada al reloj cerca de su cama le indicó que solo eran las diez y cuarto, y esperaba con cada fibra de su ser que Pidge no estuviera en casa. Al pensar en ella, su cerebro comenzó a hurgar en algo que sabía que debía recordar. Shiro lo había arrastrado a casa, pero algo sucedió que Keith había hecho una nota mental para recordar.

Usó la fuerza que le quedaba en las piernas para levantarse. Se pegó a la pared y trató de mantenerse desde ahí. Se disculpó profundamente con su hígado y tomó la manija de la puerta, la empujó con una fuerza que no sabía que podía manejar y se cayó.

Afortunadamente, se dio cuenta después de levantar la vista del piso, que Pidge no estaba por ningún lado. Se arrastró hasta el baño y se metió en la ducha después de quitarse la ropa. El agua caliente se sentía tan agradable en su piel. Bajó la vista de golpe y notó lo pálido que estaba, estaba tan pálido que parecía casi translúcido. Pensó en la extraña historia de Shiro sobre su primer enamoramiento y se imaginó ir de vacaciones.

Luego pensó en el hecho de que Shiro tenía la impresión de que Keith estaba enamorado. Keith no se enamoraba, era un esfuerzo innecesario según su experiencia ciertamente limitada. Y no podía decir que la historia extrañamente siniestra de Shiro lo había ayudado a sentirse mejor acerca de la posibilidad de algo como eso.

No es que importara en ningún caso, estaba claro que a Lance no le interesaba. O eso o a Lance le gustaba la atención y hacía ese tipo de cosas un montón, Keith cerró los ojos y hundió la cabeza bajo el agua. A él no le importaba, entonces, ¿qué importaba? Oyó que se abría y cerraba la puerta del apartamento, Pidge estaba en casa. Salió de la ducha, se envolvió una toalla alrededor de la cintura ya que se olvidó de llevar una muda de ropa y se cepilló los dientes.

Abrió la puerta del baño y se frotó la frente con los ojos cerrados mientras dejaba que sus pies lo llevaran al fregadero de la cocina. Abrió los ojos finalmente y buscó un vaso. Se volvió con un vaso lleno de agua y se encontró con dos pares de ojos silenciosos y divertidos.

—Keith. —asintió Allura con una sonrisa.

—Oye. —Keith se recostó contra el fregadero y bebió un poco de agua. Pidge levantó un paquete en el aire.

—¿Desayuno? —Pidge sonrió.

—Gracias. —Caminó asustado hacia Pidge, agarró la comida e intentó desaparecer en su dormitorio.

—¡Cubiertos! —Pidge llamó justo cuando abría la puerta de su habitación.

Respiró hondo y dio media vuelta, tratando de ignorar la mirada de Allura siguiéndolo, agarró un tenedor y una cuchara en pánico, y regresó a su habitación. Se dejó caer al suelo y comenzó a devorar un desayuno inglés completo. Justo cuando se metió en la cama y se cubrió la cabeza con las mantas, llamaron a la puerta.

From across the platform | Klance (Traducción) | CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora