Cuenta hacia atrás anestesiar. Los colores están quemando mis ojos. La vida para ti es una escala de grises. Ayudame, ayudame a encontrar mi camino...
Abrí los ojos de golpe al reconocer esas frases entre sueños, pues antes ya las había escuchado junto con una melodía. Me enderecé en mi asiento y como asustada intenté cobrar conciencia de que ya estaba despierta, recordando que abordé un avión que va volando hacia México. Mientras rascaba mis ojos tardé un segundo en darme cuenta de que en verdad estaba sonando aquella canción. La misma que había escuchado de camino al aeropuerto y que había estado retumbando en mi mente todo este tiempo.
Como si fuera una adicta, volteé como loca a todos lados intentando escuchar mejor y buscando el lugar de donde venia esta vez. Hasta ese momento volteé a ver a mi padre que me veía muy extrañado y casi preocupado. Me di cuenta de que estaba diciendo cosas porque movía su boca pero el sonido de su voz era sordo y yo no escuchaba lo que decía. Entonces me percaté de mi pulso y noté que estaba palpitando a mil por hora, por lo que pensé tranquilizarme un poco para poder prestar atención y saber de dónde provenía la canción. Pero estaba terminando con sus ultimas estrofas y sabía que eran los versos finales. Así que mientras me tranquilizaba no dejaba de voltear a ver quien tenia audifonos o si los pilotos la habían puesto en las bocinas del avión. Mi papá me tomó del antebrazo pero yo no dejé de buscar la canción e incluso me levante de mi lugar y casi salté a mi padre para pararme en medio de las hileras de asientos dispuesta a caminar a lo largo y buscar quién o qué estaba reproduciendo la música.
La canción dejó de sonar cuando yo estaba observando a una señora gorda y su niño en uno de los asientos de la hilera derecha. Solté una maldición que hizo que la atención de los pasajeros se centrara en mi y la señora reclamó mi lenguaje llamandome desconsiderada por no tomar en cuenta a los niños que podrían escucharme. Su comentario me importó poco y a penas lo escuché, pues buscaba como paranoica el origen de la música por si volvia a reproducirse. Seguí caminando a lo largo volteando a ver a cada pasajero, importandome poco la forma en la que me veían despectivamente. Hasta que di con una chica no más grande que yo, que tenía audifonos puestos y un Ipod en su mano. Le habé un par de veces un poco desesperada y la chica se retiró los audifonos volteandome a ver sin comprender qué sucedía.
- Qué canción estabas reproduciendo hace un momemento?! - Repetí por tercera vez ya cuando la chica me estaba prestando atención.
- A-ammmm - Volteó a ver a su Ipod al parecer sin saber de memoria el nombre de la canción.
- Diane! Quieres decirme que sucede? - En ese momento mi padre me llamó en voz alta y notablemente desconcertado. Pero sin voltear a verlo solamente le dirigi una señal con los dedos indicando que esperara un poco. Llamó la atención de la chica al hablarme con tanta fuerza y ella lo volteó a ver, interrumpiendo la busqueda.
- Por favor dime cómo se llama. - Insistí a la chica apresurandola con señas. Ella volvió a mirar su Ipod y por fin respondió.
- Toda esa gente amistosa. - Volteó a verme aún sobresaltada por la pequeña conmoción. Le di poca importancia y me acerqué mirando directo al Ipod.
- Trajes funerarios... - Leí el nombre de la banda diciendo en voz alta la traducción y sin pedirle permiso a la chica, con un dedo presione el botón para reproducirla y desconecté sus audifonos para que el sonido saliera libre.
Entonces comenzó. Esa entrada con dos guitarras electricas sonando como si fueran dos lineas diferentes que se entrelazan. Ni siquiera presté atención a la reacción de la chica. Escuchar la canción me hizo entrar en un estado de tranquilidad y ahora que sabía su nombre y el del grupo, jamás la perdería.
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Toda esa gente amistosa
Science FictionDiane... Mi nombre. Un lago, una noche, un suceso, un sueño, una sensación, un descubrimiento, un infierno, Él... Su nombre, una duda.... Aún sigo totalmente cuerda?