Capítulo 1

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Kirishima se da pequeños golpes en la mejilla con el bolígrafo, frunciendo el ceño. No sabe cómo responder al ejercicio que les mandó Aizawa-sensei durante la clase mientras él duerme en su saco de dormir. Aun estando en su segundo año en la Academi Yuuei, el maestro sigue siendo tan poco apasionado a la hora de dar clase… en todo momento, en realidad.

Con un suspiro, se recuesta en la silla sin dejar de observar la hoja. Memorizar las leyes le resulta complicado y aburrido. Sobre todo, aburrido.

Pasea su mirada por el aula esperando encontrar alguien que le pueda chivar las respuestas sin despertar al héroe dormilón y perezoso que tienen como profesor. La mayor parte de sus compañeros se encuentran en la misma situación que él, y tan solo Midoriya, Yaoyorozu, Iida, Uraraka, Todoroki, Tokoyami y Ojiro parecen saber las respuestas a la actividad, pues escriben sin descanso.

Su mirada se detiene en una cabellera rubia ceniza que observa por la ventana, con el mentón apoyado en su mano, distraído. Cruza sus brazos sobre la mesa y recuesta su cabeza en ellos, sin dejar de mirar a Bakugou. Repasa la línea de su mandíbula, apretada posiblemente por el aburrimiento y el cabreo que le produce estar en una clase tan poco dinámica. Observa ahora su nuca y el cuello mal colocado de su chaqueta del uniforme, que le da un toque rebelde que le encanta. Seguramente tenga también los dos primeros botones de la camisa desabrochados, sin la corbata, dejando ver un poco de su pecho musculoso de adolescente. Es una lástima no poder vérselo también desde su asiento, pero también se alegra de tener ese sitio en el aula, pues desde ahí puede examinar al chico en la distancia sin ser notado por él, como hace la mayoría del tiempo.

Denki, que está sentado delante suya, se gira para hablar con él y es en ese momento cuando deja de prestarle atención al chico explosivo.
- Qué bonito es el amor – susurra el rubio con una sonrisa burlona. Kirishima enrojece. Lo ha pillado.

- Ca… cállate. Alguien podría escucharte – le tapa la boca con la mano para que no diga más. La sonrisa de Kaminari se amplía contra su palma.

- Si lo escuchan, no sabrán de quién hablo – responde cuando lo libera. Echa un vistazo al sensei y, al ver que sigue dormido, se gira en su silla y se apoya en el respaldo de la misma con los brazos cruzados y su cara entre ellos para hablar más cómodamente con su amigo -.  ¿Qué has puesto en la cinco?

- Espera que miro.

Kirishima le agradece mentalmente que haya cambiado de tema y ambos se ponen a comparar preguntas. Acaban la actividad sin hacer mucho ruido antes de que suene la campana de fin de clase. Al escucharla, Aizawa-sensei se levanta lentamente todavía envuelto en su saco de dormir frotándose los ojos y, tras reunir la hoja con los ejercicios, se despide de ellos.

Kirishima se despereza en su sitio, satisfecho. Ha logrado completar la actividad con éxito. Denki y Sero se levantan y se reúnen alrededor de su mesa, hablando animadamente y esperando a que Katsuki haga lo mismo. Es la hora del almuerzo, y algunos de sus compañeros sacan sus bentos para comer en el aula y otros salen de clase camino de la cafetería. Kirishima echa una ojeada a Bakugou y descubre que no se ha movido del sitio.

- ¡Oii, Bakugou! – lo llama desde su sitio. Sigue sin inmutarse.
- Ve a por él – lo insta Sero dándole un codazo –. Nosotros os guardaremos sitio.

- Eh… vale – accede el pelirrojo.

Los otros dos se van con una sonrisa. Kirishima suspira sonriendo también hacia ellos y se da la vuelta camino del sitio de Bakugou. Tanto Kaminari como Sero saben de sus sentimientos por Bakugou, de hecho, lo supieron mucho antes de que él mismo se diese cuenta. Cuando por fin lo admitió, empezaron a darle empujoncitos como esos para que pudiera estar a solas con él, aunque solo fuera un poco. También se meten con él, obviamente. Está seguro de que en la tarde le vacilarán con esto… aunque no hayan hecho nada, como siempre.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora