Di un par de pasos hacia el frente con cierto recelo. Recuerdo haber susurrado algo que hizo a uno de los recién fallecidos acercarse a mí, pero sinceramente, ya olvidé mis palabras. Lo último que viene a mi memoria fue cuando le advertí sobre el Recolector y como evitarlo, poco antes de irme del lugar mientras los pasos del Recolector retumban con furia atrás de mí.
Cuando salí del Parque Agua Roja, vi a uno de mis motivos caminando solo por la calle: a Greyson. A juzgar por las bolsas de plástico y su expresión de cansancio, pude deducir que venía de trabajar, sin embargo, también noté que no iba solo. Un sujeto de apariencia desaliñada que llevaba una navaja discreta en la mano le seguía de cerca. Vi su aura, por extraño que suene, y no tenía buenas intenciones. Greyson no se había percatado de su presencia, por lo que pude apreciar, y estando solo sería difícil que lograra defenderse de alguien armado, así que era mi deber protegerlo, tal como lo prometí.
Me acerqué a Greyson aunque no sabía cómo advertirle, así que permanecí atrás de él como una forma de protegerlo. Pensé que si pudiera hablar con él, sería más sencillo. Por suerte, pensar en eso me hizo recordar...
Recordar, ahm...
Recordar que me había comunicado con alguien cuando le toqué los hombros. Sí, eso fue, Víctor. Le tocaste los hombros a alguien y fue como si te escuchara, así que hice lo mismo con Greyson.
Yo...
Ya no logro recordar ni mis propias palabras, pero sé que logré hacer consciente a Greyson del peligro de modo que, apenas el sujeto intentó acercarse a él, Greyson corrió sin avisar hasta la acera de enfrente, donde alzó la mano para indicarle al autobús que se detuviera. Cuando las puertas de este se abrieron, Greyson le explicó la situación al chofer, quien muy amablemente resguardó al niño en el interior del autobús hasta que el asaltante se marchó. Gracias a un golpe de suerte, en ese miso autobús viajaba Stephen.
Acabo de revisar las hojas anteriores y sé que no he mencionado a este chico, así que lo haré ahora si mi memoria no me falla de nuevo. Stephen es el nuevo interés romántico de Hans. Y digo interés porque hasta donde yo supe, todavía no tenían una relación formal aunque se gustaban mucho.
Stephen le dijo a Greyson que él lo acompañaría hasta el orfanato, ya que no era seguro que estuviera solo a esa hora de la noche, en vista de que tan solo era un niño. A Greyson nunca le ha agradado Stephen y, aunque noté que estuvo a punto de decirle que no, al tocarle otra vez los sus hombros, terminó por tragarse su orgullo y aceptar la compañía de Stephen.
Mientras ellos se dirigían al orfanato, yo continué avanzando en dirección contraria, rumbo a mi casa. Dirigirme el lugar que fue mi casa y la cual se había convertido en nada más que escombro y cenizas, enterrando en sus restos los recuerdos de una familia, fue una completa estupidez. Una estupidez afortunada, debo reconocer.
Era obvio que con la casa destruida por el incendio mi familia no se encontraría ahí, pero estaba. Cuando llegué Susy estaba inclinada sobre los escombros mientras tarareaba una canción cuya letra tampoco logro recordar. Se levantó del suelo luego de dejar sobre una piedra un pedazo de papel con algo escrito, y regresó hasta donde se encontraban nuestros padres.
Mi madre la cargó en brazos y la subió al auto, a la par que mi padre se despedía en voz baja de la casa, y posiblemente, también de mí. Supuse que se estaban mudando de casa, lo que en realidad no era muy difícil de deducir. No los culpo para nada. Están en su derecho de ir en busca de una nueva vida, una más tranquila que los ayude a superar el dolor y salir adelante, supongo. Una que los ayude a olvidarse de mí.
Me subí en el auto con ellos, ignorando por completo la duda de si podía estar ahí o no. Sentí como mi mente se apagaba por unos instantes, casi dejando de pensar. Como si no me encontrara ahí, y ni siquiera supe el momento en que llegamos a este lugar. Cuando reaccioné estaba frente a la casa de campo de mi tío Víctor; Susy y mis padres se habían bajado del auto ya. Estaba solo en medio de la niebla que rodeaba el lugar, preguntándome qué hacía ahí.
No recuerdo mucho después de eso, y me preocupa. Apenas tengo cerca de cuarenta horas en el purgatorio y mi memoria ya se está esfumando. Temo suponer que pronto no recordaré nada. Pero antes de que eso pase, quiero que sepas algo más. Lo último que hay en mi memoria antes de terminar sentado en la orilla de este cuarto oscuro y casi vacío: estoy solo en esta enorme casa de la cual no sé cómo irme.
Al parecer mi familia solo vino a traer algunas cosas, no a quedarse. Estuve vagando por horas en este lugar y a decir verdad, me aterra. Es como una de esas casas antiguas y macabras que siempre se usan en las historias de terror. Maldito cliché, de no ser por él, yo no estaría tan asustado ahora. No, no es cierto, pero necesito distraerme o mi cabeza explotará.
El miedo me consume, devora mi esencia y mis recuerdos. Y en medio de la soledad, esta libreta que tomé de la oficina de papá es mi única compañía. He pasado horas y horas escribiendo en ella mi nueva condición, todo lo que he enfrentado desde que fallecí hasta ahora como una forma de obligarme a recordar.
Estoy escribiendo para ti, Víctor, para que cuando tu memoria se borre... cuando se borre...
Solo debes recordar:
Eres Víctor Darnell, tenías dieciocho años cuando falleciste. Tus padres se llaman Alan y Valeria Darnell. Tu mejor amigo es Hans... aunque ya no recuerdo su apellido, lo siento. Estás enamorado de una chica de nombre Jess, y entregaste tu vida por tu hermana menor: Susy.
Eres Víctor Darnell. Tenías dieciocho años cuando todo sucedió.
No lo olvides, por favor.
No me olvides.
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Víctor Darnell [S.O. #2.5] (COMPLETA)
ParanormalTenía dieciocho años cuando sucedió. Un incendio le puso fin a mi vida, pero jamás me fui. Me quedé aquí como un espíritu porque mi hermana menor me necesitaba, porque es mi destino proteger a quien amo. Cuando estaba vivo tuve un don especial que...