Capítulo 5.

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El ruido que minutos antes me había despertado ha sido provocado por mi madre y seguramente por su prisa debido a que llegaba tarde al trabajo. Aquella prisa que no le permitía ni poder darle un buenos días en condiciones a su hija, ni avisarle de que llegaría tarde. Sacudo mi cabeza, intentando que los pensamientos desaparecieran. Meto un par de libros en la mochila y seguidamente me la cuelgo sobre un hombro, antes de dirigirme a la cocina a coger una manzana que me comería por el camino...

Estiro el brazo hasta el frutero, cuando aquellos ojos grises se me clavan en la mente. Una nota junto al frutero consigue que desaparezcan: «Cariño, hoynocomoencasa

«-¡Oh, que raro mamá! ¡Qué raro que te preocupes por mí! ¡Qué raro que saques tiempo para mí!», digo en voz alta, no me hubiera importado que lo escuchara. Arrugo la nota, tirándola hacía atrás, cojo la primera manzana que se tropieza con mi mano, tras un suspiro profundo y comprobar que elpapeliba conmigo, salgo de casa.

Aquella mirada consiguió desaparecer de mi cabeza debido a la nota-sin-cariño de mi querida madre, pero no por mucho tiempo. La musica que sonaba en mis oídos conseguía aislarme del mundo, pero no olvidar miradas.

Aquel día, sin saber el por qué, busqué su mirada en cada persona con la que me tropezaba. Pero ningunos ojos se le asemejaban, ningunos ojos desprendían aquella seguridad, ningún recuerdo.

Segundos que transcurren como minutos, minutos como horas, horas como días... Cuando suena el timbre, recojo rápidamente los libros y los meto bruscamente en la mochila. Camino por el pasillo, entre la multitud, pero sola.

Invisible.

Con la cabeza cabizbaja, mientras me muerdo el labio. Algo hizo que levantara tímidamente y con miedo la vista, y ahí estaban. Al fondo del pasillo, aquella mirada, esos ojos grises. Me quedo paralizada, pronto comienzo a correr, como en el sueño. 

Recorro pasillos, rápidamente, fatigada. Las voces y risas de adolescentes provocan que mi nerviosismo aumente. Las piernas me tiemblan. Comienzo a dar vueltas sobre mí misma, el corazón me bombea demasiado rápido y el miedo me invade. Mis pensamientos se resumen en un continuo: «- ¿Dónde estás? Notevuelvasair... Noahora...»

- ¡Con un examen en la siguiente hora que vas a suspender y tú viendo muertos! Vamos progresando, Jacqueline.

Una conversación, que no puedo controlar, comienza en mi cabeza:

«- Oh vamos, Jacqueline. Deja de hacer la imbécil, está muerto. Olvídalo, pasa página.»

Otra voz en mi cabeza aparece, como si esta tuviera vida propia: «-¡No seas más estúpida aún! ¡Me sorprendes! No puedes olvidarlo, no lo vas ha hacer, no vas a pasar pagina. ¡Fue tu culpa! ¡Tu culpa!»

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⏰ Última actualización: May 16, 2014 ⏰

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