Con la salida del sol la rutina de todo y nada le daba los buenos días, siempre tan puntual. Y como de costumbre, su sonrisa no le recibía.
«Rutina de todo y nada:
- despertarse con ganas de que el día acabe y ojeras kilométricas.
- ningún buenos días que no sea el del café frío y el vacío.
- la única compañía la música en sus auriculares.
- en el instituto: soledad y vacío, y más soledad.
- odiar cada milímetro de sí misma.
- perder la confianza en cada persona que se atreve a hablar con ella, y perderla incluso en sí misma.
- escribir, leer y escuchar música, para ahogar las voces interiores.»
Como cada monótono día, siguió cada uno de los pasos inconscientemente y repitió algunos hasta la hora de ir a dormir.
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Everything has changed.
Roman pour Adolescents«Querido diario, hoy he aprendido que soy inútil...»