Capítulo 2.

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Con la salida del sol la rutina de todo y nada le daba los buenos días, siempre tan puntual. Y como de costumbre, su sonrisa no le recibía.

«Rutina de todo y nada:

- despertarse con ganas de que el día acabe y ojeras kilométricas.

- ningún buenos días que no sea el del café frío y el vacío.

- la única compañía la música en sus auriculares.

- en el instituto: soledad y vacío, y más soledad.

- odiar cada milímetro de sí misma.

- perder la confianza en cada persona que se atreve a hablar con ella, y perderla incluso en sí misma.

- escribir, leer y escuchar música, para ahogar las voces interiores.» 

Como cada monótono día, siguió cada uno de los pasos inconscientemente y repitió algunos hasta la hora de ir a dormir.

Everything has changed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora