Prólogo.

238 4 0
                                    


Agosto de 1997.

-Estoy embarazada- dijo Emma llorando, sabiendo las consecuencias que traería tener un bebé a los 18 años, Ellian la veía con indiferencia, en su mirada se veía confusión y sin esperanzas de que saliera algo inteligente de su labios.

-¿Embarazada? No, no...- se repetía a sí mismo, Emma lo miro por debajo.

-Si Ellian, embarazada, ¿Porqué un, no? Dime, dime que esto no nos separará, dime que estarás conmigo.- Los dos se miraron, la mirada de Ellian estaba perdida, él no estaba ahí, miro a Emma con indiferencia como lo hacía desde que recibió la noticia, y en un impulso le soltó una bofetada en la mejilla a Emma.

-Esto no podía pasar, te lo dije más de una vez, yo no puedo con esto, te amo Emma, perdóname, pero no me perdonaría más el que te pase algo por mi culpa, y al bebé que esperas, sólo una cosa más, te prometo no volver-. La mejilla de Emma, seguía roja por el golpe, ella miraba al suelo para que no la viera llorar, se seco las lagrimas y lo miró con odio. 

-Sólo espero que cumplas esa promesa.

No dijo más, Emma salió de la casa de Ellian, no lloraba, su mirada estaba fría, ni siquiera lo miro por detrás, paro un taxi y se fue.

Él la veía a través de la ventana, respiro tranquilo, sabía que era mejor que ella lo odiará, a que supiera la verdad y arriesgar dos vidas que ya amaba, cerro la cortina y fue la última vez que se vieron.

18 años más tarde, Allana ya era toda una mujer, Emma la crió sola, Ellian dejaba un regalo en la puerta en cada cumpleaños de Allana. aunque sus padres se habían separado, cada uno sabía cuanto amor se tenían aún, sólo quedaba el orgullo y rencor de lo que paso aquella tarde.

Ellian había dejado su tormentoso pasado 10 años después de dejar a Emma, sabía que un arrepentimiento o un perdón no bastarían, sabía que Emma lo odiaba y que a Allana sólo la vería de lejos, como lo había hecho a lo largo del tiempo.

Pero ese día era el indicado para curar heridas., Allana se había ido al colegio, Emma iba por su entrada, Ellian tenía una oportunidad, esa oportunidad que no dejaría que se le escapará, tomo aire y la llamó, ella volteo aún incapaz de reaccionar al verlo, había reconocido su voz.

-Tú...¿qué haces a aquí?- no fue grosera, pero su voz sonaba quebrada, pero firme, volteó la mirada a su puerta y luego a Ellian otra vez- Creí que te alejarías de Allana y de mí, así que supongo que estas a aquí por alguna otra razón.

-Tienes razón, pero no lo he hecho del todo,  sé que fui un cobarde, pero si no me alejaba, te pondría en peligro a ti y a nuestra hija.- 

-¿Nuestra? es mía Ellian, no tuya, te fuiste y ahora vienes, y hablas de peligros, de que ahora si es tú hija, de eso no se trata.

-Falle, lo sé, pero quiero sepas que nunca las deje, que siempre estuvieron en mi mente, en mi corazón y que vine a arreglar lo que rompí.

-¿Ah qué te refieres con eso?

-Ah que te diré porque me fui.

Sabía a que arriesgaba Ellian con decirle, él se había metido con personas que nunca lo iban a dejar por más que el no le quería a aceptar.

Ese día salió de la casa de Emma, con el pensamiento, de que se había arreglado todo, que ella y Allana irían a su casa, que todo estaba bien.

Tocaron la puerta, Emma abrió pensando que algo había olvidado Ellian, recibió un golpe, hombres vestidos de negro se la llevaron, 2 horas más tarde la habían dejado sin vida en su casa, 2 horas más tarde, llamaron a Ellian diciendo que la próxima era su hija.



C A E RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora