Hey, Carrie

•05•

Como había dicho, Allyson salió sin permiso de clases y, a pesar de que los profesores quisieron detenerla, fue en busca de su nueva compañera.

Buscó en la cafetería, y nada.
Lo mismo ocurrió cuando llegó al baño de damas, al gimnasio y al patio. Finalmente la encontró en la terraza, sentada en el piso abrazando sus rodillas y con su cabeza escondida entre sus brazos.

La mayor se acercó a ella y se sentó a su lado, sin saber que más hacer. Carrie, mirando de reojo, se limitó a levantar la cabeza y mirar hacia el cielo.

-¿Por qué viniste?, ¿Por qué te esfuerzas tanto en llevarte bien conmigo?.- preguntó la morena, para finalmente voltear a su contraria, la cual no hizo más que sonreir.

- Te dije que lo haría. Y...no lo sé, ¿Tiene algo de malo?.

Carrie negó, simple, y ninguna dijo nada más hasta el horario de salida.
Pero, al ponerse de pie, Allyson vió como un papel cayó del bolsillo de la morena y sin preguntar lo tomó, leyó su contenido y lo arrojó a la basura.

-No eres nada de eso, para que sepas.- dijo, logrando que Carrie sonriera. Claro, Allyson no había notado eso ya que la menor le daba la espalda, pero decidió continuar.- ¿Acaso las viste? Lo suyo es envidia. La mayoría tiene que ponerse kilos de maquillaje para aparentar ser bonitas, ¿Y tú? ¡Tu belleza es completamente natural! Es normal que sientan celos.

Carrie se dió la vuelta, quedando frente a frente con su compañera, a la cual le sonrió sincera.

– Gracias, Allyson. Pero no tienes porque intentar hacerme sentir mejor. Puedo vivir con ello.- se despidió con un gesto con su mano y se alejó sin que la pelirroja pudiera acotar más nada.

Allyson no tenía esa intención, ella solo estaba siendo completamente sincera.