Lluvia de estrellas

Nuevo compañero

Abro mis ojos lentamente y me encuentro a Margot delante de mi, esta se acerca y me ayuda a levantarme cuando vio que es lo que trataba de hacer, la anciana me sonríe y a mi me da un poco de escalofríos, colocó mis pies en el suelo, pero al disponerme a caminar, mis pies me fallan y tengo que apoyarme a la pared que tengo al lado.

—Cuidado pequeña, todavía no estas bien.

—Necesito un baño, hace un tiempo que no tomo uno.

—¿Por qué?—Preguntó Margot un poco curiosa

—Eh estado en el bosque por un día.

—Ya veo, ven te ayudaré.

La anciana me ayuda a entrar a algo parecido a una tina, pero cuando me dispongo a quitarme la ropa me doy cuenta de que Margot me está mirando, con la mirada le pido que se vaya y al parecer ella entendió el mensaje.

—Voy a buscarte ropa nueva.

—Ok.

—¿Ok?, lo que hablan los jóvenes hoy en día—Decía Margot mientras cerraba la puerta de su "baño",pero más para si mismo que para mi.

Después de darme un baño y ponerme la ropa nueva, la anciana desidió hacerme un interrogatorio.

—Y dime Estela ¿Cómo tú y Alexander se han mantenido tan jóvenes? Y ¿Cómo es que han estado juntos como pareja por cien años?

Otra que me confundía con Estela, pero yo no sabía que Estela y Alexander eran pareja, será por eso que me mira algo raro, entonces ¿por qué me quería matar?

—Yo no soy Estela.

—Ah no, entonces ¿son hermanas gemelas?

—No, no, yo no soy ni siquiera pariente de Estela.

—Entonces ¿es cierto que mi primo la mató?

—¿La mató?—Pregunté con miedo

—Sí, eso fue lo que oí, pero eso fue hace cien años, y esa joven no era tan buena como Alexander la pintaba.

—Pero usted me ayudó pensando que yo era Estela.

—Sí lo sé, estabas muriendo cariño, y aunque hubieras sido el mismo Stan, te hubiera ayudado.

A mitad de nuestra conversación Alexander nos interrumpió, Margot se puso de pie y se dirigió a él, después de unos minutos hablando, Alexander se dirigió a mi y me mandó a ponerme de pie.

—¿Ya te encuentras mejor?—Preguntó como si eso le importara poco y con su semblante serio.

—Ya estoy mejor—respondí de igual manera.

—Pues entonces nos vamos, necesito encontrar esas piedras.

—Todavía no entiendo porqué me necesitas.

—La piedra solamente funciona contigo.

Alexander se adelanta a la puerta y se posiciona delante de Margot, quien le da una bolsa la cual parece que tenía monedas, después de unos segundos que se quedaron mirando, Alexander le dio un abrazo, al pareser eran muy cercanos antes de que sea lo que sea que sucedió hace cien años los separaran.

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Alexander por un lado con su caballo y yo por el otro nos propusimos a ir por un horizonte que nunca habíamos tomado, habeces sentía dolor en mi torso, pero cada vez era menor. andamos por varias horas hasta que el lago apareció frente a nosotros, Alexander bajó de su caballo y dirigiéndose al agua me advirtió