Capítulo 80

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Camila odiaba, con pasión, la anticipación de mirar una puerta cerrada dos segundos después de llamar. Odiaba el saber que pese a todo ese tiempo pasado ensayando, una y otra vez, lo que diría, se le olvidaría todo al instante que se enfrentase con la oportunidad. Estaba nerviosa, allí de pie, pensando en todo y en nada, mirando esperanzada y absurdamente la forma de madera de la puerta.

Pensó en el viaje de vuelta de la cabaña. Michael: conduciendo con silenciosa resignación.

Camila: escribiendo y reescribiendo un monólogo imaginario. Se disculparía con Lauren lo primero, había decidido. Explicaría una versión de la verdad que ni ocultase ni revelase las verdaderas razones de su distanciamiento.

Pensó en Michael con una leve punzada de pesar. Lamentando no haber descubierto que no le amaba –y no podía amarle– de la forma que él deseaba. Lamentando haberse separado cómo lo hicieron: envarados en una serie de gestos torpes y frases incompletas. Fue un adiós de puntuación incierta. ¿Adiós? Adiós… Adiós.

Y ahora Camila estaba allí de pie allí, esperando, esperando una oportunidad para explicar, aunque vagamente, que estaba confundida y asustada; escindida entre saber y no desear saber. No estaba allí para confesar, sino meramente para disculparse por ser cobarde.

La puerta se abrió finalmente y Camila se tensó con anticipación. “Hola,” dijo cuando vio a Lauren en el abierto umbral. Deseaba decir muchísimo más que eso pero, como esperaba, había olvidado las palabras que había elegido. La habían abandonado, igual que su aliento cuando Lauren la había mirado.

“Camila,” dijo Lauren con sorpresa. “Creí que estabas–”

“Estaba,” interrumpió Camila rápidamente. “¿Podemos hablar?” Fue en ese momento que Camila notó que Lauren no estaba sola. Ally. La cita. Que egoísta por su parte haberse olvidado, que increíblemente egoísta. “Lo siento. Es mal momento,” dijo sintiéndose avergonzada y fuera de lugar. No había ensayado esta parte. No sabía qué hacer.

“Camila, ¿estás bien?” preguntó Lauren gentilmente mirando la cara de Camila con cuidado.

¿Podría ver Lauren que había estado llorando? ¿Era obvio?

Ally apareció junto a Lauren antes de que Camila tuviera oportunidad de replicar. “Debería irme,” anunció. “Mañana temprano tengo reunión con los productores.” Miró a Lauren y sonrió. “Te llamaré.”

Lauren asintió. “De acuerdo,” agregó como si el acto de asentir no fuera suficiente.

“Adiós, Camila,” dijo Ally educadamente y se fue vestíbulo abajo.

Camila se sentía como una intrusa. No podía recordar haberse sentido jamás tan avergonzada, tan fuera de lugar. “Siento muchísimo todo esto,” dijo al momento que la director desapareció en el ascensor. “Me olvidé completamente de tu cita.”

Lauren se encogió de hombros. “No hay nada que sentir,” dijo. “Entra.”

Camila intentó no imaginar lo que podría haber interrumpido. Entró en el apartamento y lo miró como esperando que las cosas fueran diferentes. Notó el vaso roto en el suelo de la cocina y lo miró con sorpresa. “¿Qué pasó ahí?” preguntó.

Lauren llegó junto a ella y suspiró. “Es que soy torpe, eso es todo,” contestó. Se volvió a Camila y la miró con preocupación. “¿Qué fue mal?”

Todo, quiso Camila decir. Todo fue mal. “No pude hacerlo,” dijo en cambio. No era lo que había venido aquí a decir. No deseaba hablar de Michael y el romance fallido. Meramente había deseado decir, Siento no haberte llamado. Siento no haber mantenido nuestra cita.Realmente no entiendo por qué me alejé. Por favor no me pidas que lo explique. Pero todo salió de su boca antes de poder detenerlo. “Estábamos en la cama, en esa preciosa cabaña en el bosque y… me quedé paralizada.”

Dulce Destino - Camren FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora