best of me ; lee jeno

broken home ;;

Al llegar a su casa fue como un golpe de realidad, Hayley siempre había pensado que lo malo de su vida no estaba en la calle, estaba en su casa. Probablemente el riesgo de morir por una golpiza o depresión era mayor en su hogar... En su hogar roto.

—Llegamos mamá—. Dijo Hayley cabizbaja y en voz muy bajita, a la vez que dejaba las llaves en la mesa.

—¿Y cómo les fue?—. Preguntó.

Aún no la miraba y ya sabía las razones.

—Jae, ve a bañarte, te alcanzó en un rato—. Hayley lo miró y le sonrió. —Lava bien tu cabello.

—Si Hayley, te estaré esperando—. Le sonrió devuelta y se fue.

Cuando Jae se había alejado lo suficiente Hayley le habló a su mamá.

—¿En donde te golpeó está vez?—. Aquella pregunta aunque fuera muy frecuente aún le lástima a hacerla, no se sentía bien. Porque nada estaba bien.

—Hayley ahora no...—. Respondió su madre evitandola. Entendía el porqué su mamá estaba tan a la defensiva, ella no se buscaba los golpes y defenderse a veces le resultaba peor.

—¿Entonces cuándo mamá?—. Ya no sabía sí sentía coraje o tristeza, eran muchas emociones, incluso sentía estrés. Tenía tanto acumulado en su cerebro que sentía que en algún momento iba a terminar desbordandose.

—Hayley, no comiences—. La volteó a ver. El gran moretón en su pómulo derecho y el labio roto decían mucho más que las palabras que su madre quería evitar decir.

—Más bien quiero que esto se terminé mamá—. Contuvo su llanto.

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Lunes.

Por fin era lunes, después de un largo y aburrido domingo había comenzado su semana.

-—Buenos días—. Saludó al profesor quien ya estaba ahí esperando a que llegarán los demás alumnos.

Camino hasta su asiento. Alguien la miraba.

Jeno la estaba mirando.

Lo miró unos segundos, Jeno le dedicó una sonrisa muy simple y muy bonita. Hayley no supo que hacer, sintió que las piernas le flaquearon, nadie le había sonreído de esa manera, nadie tenía tan bonita sonrisa como Jeno. Hayley sólo le sonrió a medias, extrañamente sonrojada. Por suerte, nadie la miraba o eso creía ella. Por fin se fue a sentar, Jeno seguía observando cada movimiento que hacía Hayley, desde cómo dejó su mochila en el suelo hasta que saco su libreta, una libreta con la foto de alguien en el centro.

—Vamos a comenzar la clase—. Dijo el profesor interrumpiendo el ruido que hacían sus compañeros.

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Ya había llegado la hora del descanso, Hayley lo aprovechaba para comer un poco y dormir en un escondite que había encontrado, en realidad no lo había encontrado, sólo era alguna zona muy poco concurrida en la escuela.

Por lo tanto, Jeno buscaba a "alguien" en la cafetería.

—¿A quien buscas Jeno?—. Preguntó Jisung, uno de sus mejores amigos.

—Bu-bueno, yo—. Se sonrojó demasiado y no sabía que responder.

—¿Acaso ya tienes novia y no nos habías contado?—. Renjun lo miró.

—¡No!—. Respondió Jeno agitado.

—¿Entonces?—. Volvió a preguntar Renjun.