Capítulo 1

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Tomé mi chamarra, me puse unos convers, unos jeans un poco gastados de las piernas y salí del edificio, tome el camino por la acera hacia la cafetería de Fredd, Fredd es un agradable viejecillo que conozco desde que soy pequeño, todos los días paso por ahí a comprar un frappuccino y un pastelillo, estamos en otoño y las calles están llenas de hojas muertas y amarillas, era un paisaje bastante bonito, saque mi cámara y tome unas cuantas fotos y volví a guardar mi cámara, las calles están bastante circuladas por las mañanas, por eso es que prefiero caminar a la cafetería de Fredd y después camino unas cuantas calles a la preparatoria, ahí está la cafetería de Fredd, luce bastante bonita como de costumbre.

-Hola Fredd buenos días, ¿cómo va todo amigo? – termino su frase cerrando la puerta de la cafetería.

-Buenos días chico, todo está bien, ¿te doy lo de siempre? – me mirada con duda 

-Claro Fredd, pero hoy prefiero un pastelillo de fresas – pido un pastelillo mientras observo los distintos sabores.

-Trabaja un frappuccino de chocolate y un pastelillo de fresa – se dio la vuelta, mientras buscaba el vaso del frappuccino.

-Gracias, ¿Fredd harás la noche de musical el sábado? – pregunto mientras rasco mi nuca.

-Claro que sí, vendrá muy bien para la cafetería, ¿ya tienes con quién venir? – miraba Fredd al chico con una sonrisa.

- ¿Lo dices de broma Fredd?, ¿quién iba a querer salir conmigo un sábado por la noche? – bajo los hombros un poco decaído.

-Chico, chico, esa actitud negativa no te traerá nada bueno, te lo dice un viejo sabio, eres un chico joven, tomas muy buenas fotos, aparte de eso eres muy buen cantante y guitarrista, deberías sacarle algo de provecho – me miraba mientras sonreía.

-Fredd eres el único que sabe sobre mis talentos musicales, a nadie se lo he dicho, ni se lo diré – contesto un poco apenado.

-Como tú digas chico, bueno aquí está tu frappuccino y tu pastelillo, te espero el sábado en la noche, me gustaría verte aquí – dice Fredd mientras sonríe.

-Nos vemos Fred, eres bastante bueno conmigo – sonreí para despedirme de él.

Salí de la cafetería, para seguir mi camino a la preparatoria, en el camino había un señor con sus ropas sucias y rasgadas, saqué de mi bolsa un dólar y se lo di, cuando vi la hora, se me estaba haciendo tarde, así que tuve apresurar el paso, ya lograba ver la escuela a lo lejos, todo marchaba bien, hasta que algo inesperado sucedió

-Alguien golpeo conmigo descuidadamente y eso fue un desastre-

-Oye fíjate por donde caminas!, me hiciste derramar el frappuccino en mi chaqueta – advertí exaltado a la otra persona – ¡pero si eres una chica!, deberías tener más cuidado por donde andas – respondí un tanto apenado

-Cuanto lo siento, no era mi intención fue un accidente, cuanto lo siento – la expresión de la chica era de vergüenza mientras escondía su mirada.

No me había fijado de lo bonita que era la chica que me había hecho derramar mi frappuccino.

-Está bien no te preocupes un accidente le sucede a cualquiera, bueno te dejo, tengo que llegar rápido a la escuela – trataba de terminar ya la conversación enserio quería llegar a la escuela.

- ¿Tú también te diriges a la preparatoria local? – pregunto ella curiosa.

-Sí, ¿Por qué? – respondí sin darle mucha importancia.

-Es que hoy será mi primer día y pues no conozco a nadie, ¿te molesta si te acompaño? – me pregunto la chica un poco apenada.

-Para nada, pero será mejor que nos demos prisa, por cierto, ¿cómo te llamas? – pregunte con un poco de curiosidad.

-Me llamo Alice, ¿y tú? – extendió su mano a manera de un amable saludo.

-Benjamín, mucho gusto Alice, puedes decirme Ben – respondí de forma amable.

Seguí caminando rápido a la escuela, pues había perdido algunos minutos hablando con Alice quien acaba de conocer, resulto que ella quedo en el mismo salón que yo, estuvo todo el día pegada a mí, al principio fue algo callada con el paso del día comenzó a ser más platicadora conmigo. Cuando terminaron las clases yo tomé mi camino, ella me dijo donde vivía, no era muy lejos de mi departamento, así que decidí acompañarla porque ella era nueva en la ciudad, así que pensé que sería educado de mi parte acompañarla

-Entonces Alice, que te trae por aquí, a la linda ciudad de Nueva York – pregunte con vacilo para no incomodar a Alice.

-El empleo de mi padre más que nada, lo promovieron a supervisor, pero tenía que mudarse para hacerse cargo de algunas cosas – ella respondió con un tono un tanto despreocupado.

-¿Trabajo he?, es una lata, al menos tus papás cargan contigo a donde vallan – termine mi frase con un pequeño suspiro.

-¿Por qué lo dices ben? – cuestiono con un tanto de intriga.

-Por nada, solo digo que debe ser una lata – respondí a su pregunta un tanto desinteresado para no delatarme.

-Alto aquí, esta de aquí es mi casa – termino su oración haciendo un ademan de manos presentado su linda casa que tenía una hermosa puerta de madera color café oscuro con una pequeña ventana por encima- ¿quieres pasar y tomar algo?

-No, muchas gracias, así estoy bien – sonrió mientras miraba a Alice.

-Si así lo prefieres está bien, entonces nos veremos mañana – termino su frase dándome un abrazo, hacia tiempo que alguien no me daba un abrazo.

Me despedí de Alice y empecé a caminar hacia casa, pero antes de eso pase por la cafetería de Fredd, platique un rato con él y continúe mi camino. Llegué a mi edificio, subí las escaleras hasta llegar al tercer piso apartamento catorce y abrí la puerta.

-Buenas noches a todos, Ben está en casa – nadie respondió porque la mayoría del tiempo vivía solo.

Solo se escucharon los ladridos su fiel amigo Chop. Chop, es su perro, es un hermoso perro Pug que siempre le hace compañía. Sus padres se lo dieron cuando estaba cursando la primaria, fue un regalo de cumpleaños que mando su abuela en paz descanse, por eso él quería y cuidaba tanto al viejo Chop.

El ritmo del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora