•Hoya•

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La lluvia poco a poco iba en descenso, los vidrios de la camioneta retumbaban imponentes con cada beat de la música electrónica que salía del estéreo, ya había terminado los deberes recogiendo los desastres para los que se me fue contratado en las fiestas de hoy.
Las ramas alrededor de la enorme casa se movían con ímpetu a causa del fuertes vientos, pero eso no fue impedimento para que mi camioneta con más de 400 caballos de fuerza pasara por el lacustre lodazal que yacía en la vereda camino a la lóbrega casa.

-Espero que tengan los adornos listos por que no pienso empacar más utilería.

Murmuré para mí mismo mientras balanceaba suavemente mis hombros de un lado a otro al ritmo de la música, entrando por las gigantescas y ya caídas puertas de reja a cada costado del camino.
Estacioné la camioneta justo afuera del porche de madera, dejando esta encendida pero quitando la música, tomé mi chaqueta de cuero café que se encontraba desandando el asiento del copiloto para después colocármela y abrir la puerta, corriendo hacia el exterior.

-¡El agua está helada carajo!

Grité para mí mismo mientras subía los escalones, golpeando enseguida la puerta con mi mano derecha mientas que con la contraria sacudía mis cabellos con la intención de sacar los restos de agua de mis ya deslavados cabellos verdes, producto de mi disfraz de joker hacía un par de horas. En realidad no me había quedado mucho en la fiesta de los chicos, pero había traído a mi hermano Sungjong a qué pasara el rato, si bien esos muchachos no me agradaban del todo por la forma tan hostil en que lo trataban en realidad era más que evidente que él se esforzaba por encajar con ellos, aunque lo hacía más por impresionar a Myung cara bonita Soo que por que le agradasen, estúpido Sungjong, miles habían sido las veces en que le advertí de la clase de poco hombre que ese idiota era, pero no escuchaba, al contrario, aún sabiendo de sus mil revolcones con chicas y chicos y de mirarlo él mismo en la fiesta, aún tuvo corazón de cuidar de su borrachera, o al menos, de eso fui testigo antes de irme.
Revive mi reloj una vez más antes de tocar con la misma mano, distrayendo me un par de segundos con los detalles dorados al rededor de este, tic tac tic tac, nadie abría la puerta, nadie respondía del otro lado, sólo el sonido de la lluvia y de la madera crujir en su interior, como si alguien caminase a abrirme la puerta, pero nada, 4:01 am, elevé la vista mientras tragaba en seco, pasando mi lengua por mis labios para humectarlos un poco, posé la palma de mi mano en la fría y húmeda puerta, empujando esta con suavidad para ser testigo así de como esta se abría al compás de un fuerte rechinado que sonó por toda la casa, dejado ver la opacidad en todo su esplendor, achiqué un poco los ojos como sí eso fuese a permitirme ver mejor, pero no fue así, parecía como sí en lugar de que las luces de la camioneta dispersarán la negrura, esta dispersará las luces en su lugar.
Solté el aliento que estaba conteniendo, observando el vaho justo frente a mí conforme entraba a paso lento y preciso.

-¿Chicos?

Me quedé estático un momento, esperando a que alguien respondiese a mi llamado, pero nada.

-¡Ok esto no es divertido!

Dije en voz alta mientras me giraba sobre mi lugar, observando como poco a poco los objetos comenzaban a tomar forma bajo la luz de la luna, un fugaz rayo ilumino el sitio por unos segundos, permitiéndome ver un enorme rastro de sangre de uno de los sillones hasta el pasillo que daba hacia el baño, al fondo, yacía la figura de alguien postrado en el suelo con la espalda contra la pared, retrocedí un par de pasos mientras sentía el aire escaparse de mis entrañas, golpeando mi espalda contra algo, o mejor dicho, alguien, giré sobre mi mismo y observe una silueta frente a mí, no dije nada, no moví absolutamente nada, sólo esperé a que aquello se moviese primero, pero no fue así, un rayo nuevamente iluminó todo, dejándome ver una enorme cabeza peluda y sucia de un conejo con ojos gigantes y dientes torcidos, una risa traviesa escapó del interior de aquella cabeza mientras levantaba una de sus manos forrabas en tela blanca, el gigantesco overol de mezclilla manchado de sangre.

-carajo,

Extraños (Especial Halloween 2017-2018)Where stories live. Discover now