13 | Tengo un letrero en mi cabeza que dice: ¡virgen caminando!

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Odio a Danny Sellers

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Odio a Danny Sellers.

Odio sus perfectas y largas pestañas, odio su tono terriblemente bello modo de hablar, odio que tenga la razón, odio que él sabiendo que tiene razón aun así no se jacta de ello; odio que no me hable, odio no hablarle. Sobre todo odio seguir ocultando mis sentimientos a pesar de que ya no es necesario.

Podría seguir así, tener mi propio prototipo de 10 cosas que odio de ti. Incluso podría ser de esta historia mi propia película cliché con la típica chica guapa (Lori), el chico popular (Jackson), el chico inalcanzable y que friendzonea (Danny) y la típica protagonista que es frienzoneada y nadie la toma en cuenta pero que es guapísima y que se merece a alguien mucho mejor que aquel tipo que la friendzonea (Obvio yo).

¿Ven? Al diablo la cinematografía, una película cliché me hará más billonaria que las Kardashian.

Ahora creo que ya no será tan difícil olvidarme de Danny. Solo tengo que esperar a que llegue el indicado y de buenas a primeras el romance que tengo con Danny quedará para la historia.

Cole me lo asegura mientras vierte sobre mi vaso una sangría con un poco más de alcohol, a petición mía. Es martes en la noche, y sí, me encuentro consumiendo alcohol un día antes de escuela.

¿Qué te he hecho yo vida?

-Escucha-Cole se recarga en la barra enarcando sus cejas decidiendo optar por una poción madura y autoritaria-, si permites que tu pequeño enamoramiento te impida vivir la vida, entonces estás haciendo algo mal, amiga.

A pesar de ser martes el Rimsky- Korsakoffe House está a reventar. Muchos jóvenes se congregan tomando cervezas y dando bitores al partido que televisan en la pantalla plasma del establecimiento.

-Pienso vivir mi vida-recalco indignada llevando el vaso a mis labios y dando un gran trago a mí bebida-Ni un Danny me va a impedir no hacerlo.

Cole alza las cejas sorprendido, tal vez debería estarlo igual, pero tengo la ligera sospecha que la sangría con un poco más de alcohol está haciendo un efecto efusivo.

-¡Al diablo el amor!-mascullo pero cuando veo a Cole chistarme tengo entendido que acabo de gritar-¡Que se jodan!

No sé porque pero los chicos que se encuentran viendo el partido alzan sus tarros de cerveza a mi dirección.

-¡Que se jodan!-Gritan todos ellos en unísono.

Estoy a punto de saltar de mi asiento y empezar una porra cuando la mano de Cole me detiene.

-Yo creo que debes darte un descanso.

Ensarto mis ojos en los de él y pienso soltar una risa sarcástica, pero sus ojos se vuelven desafiantes.

Ah no, el único con sentido de conciencia de los dos, soy yo.

Hago un puchero dejándome escurrirme en mi asiento.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora