Madame Butterfly

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Existe una casa en Francia, donde el Sol nunca le da. Madame Mariposa siempre está tocando y nunca piensa desafinar.
Se sabe que aloja a cualquiera de corazón puro, un Ave María nunca está de más. Pero ahora yo sé que soy uno de ellos y mi música nunca va a parar.
Las rosas que antes eran, cenizas están hechas. Marchitas por la melodía del olvido, todavía quedaba más por cantar.
Un estanque monótono donde los colibríes iban a parar. Osados de encontrar néctar para disfrutar, terminaron bebiendo agua de rosa podrida que albergaba infinito manjar.

Pero Madame Mariposa solía estar más tranquila, viviendo sin derrochar hasta que la Muerte la encontró y sin su corazón desgarrar, tomó sus alas y las quebró sin titubear.
-Al final terminó destruyendo a las dos Madame, puesto que por amor la maté pero mis pecados pagaré lejos de usted, sufriendo su amor que un día me concedió por darle una flor del árbol llorón.-
Dijo la Muerte con desgano, su valioso tesoro carecía de pecados y el dolor de no poder poseerla mató su corazón.

Ahora la muerte le envía preciadas melodías a través de mortales desalmados que son controlados por la pasión de ella que desde abajo le canta la historia de una rosa que carecía de pétalos rojos y que sólo poseía la negrura de su corazón.

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