-"Ayúdame a olvidar"- Dijo Hinata con decisión, sus ojos trasmitían cada palabra que había pronunciado.
Quería olvidar, olvidar esos deliciosos besos que le había dado Kageyama, sus caricias y palabras susurrándole en el cuello, erizándole la piel y acalorando el ambiente como a su corazón.
Quería arrancarse el dolor de su pecho, el dulzor en el que se había revolcado Kageyama una y otra vez sin piedad, sacarse esa satisfacción que sentía cuando solo entrecruzaban miradas.
Quería dejar de amarlo, porque le dolía, le dolía mucho.
- Lo haré, te lo prometo - Susurró cerca de sus labios, sus miradas no dejaban de conectarse una y otra vez. Y podía ver el pedido de auxilio de Hinata con tan solo ver sus expresiones.
Porque él se había enamorado de Hinata, del pequeño camarón pelinaranja, del futuro As de Karasuno, de su futura pareja y amor, porque Kuroo se había enamorado perdidamente de ese niño que al principio solo le dio curiosidad.
Besos, caricias, susurros, toques suaves, roces lentos, el tiempo transcurría con mucha lentitud, pero a ellos no le interesaba, no les importaba. No les importaba escuchar el sonido del teléfono de Hinata sonar una y otra vez con el nombre de Kageyama en contacto.
No les importaba que el mismo esté en la puerta de la casa del pelinaranja tocando e insistiendo una y otra vez que le abriera. Porque Kageyama presentía, presentía traición y eso no le gustaba para nada, él lo había hecho muchas veces con Hinata, lo había traicionado tantas que no le alcanzaban los dedos de sus manos para contar.
Pero Hinata siempre lo perdonaba, porque el niño lo amaba, le encantaba, lo endulzaba.
Hinata era Hinata, él era otro caso, Hinata le pertenecía y no podía ser de otra persona, ERA DE ÉL Y SOLO DE ÉL.
Pero nunca pensó que el propio rayo de sol tomara riendas en su amor y lo manejara como deseara, porque Hinata se había dado cuenta, se había quitado la venda de sus ojos y aceptó que Kageyama solo lo utilizaba como consuelo por el desprecio del Gran Rey.
El Gran Rey... ese sujeto no era malo, bueno no era TAN malo como parecía o creía, el Gran Rey también y de la misma forma utilizaba a Kageyama, el Gran Rey estaba embelesado con Iwaizumi y nunca cambiaría su amor a él a no ser que el mismo Iwaizumi se lo diga en la cara.
Porque Iwaizumi quería a Oikawa, pero todavía no tenían ninguno de los dos valor en decirselo en la cara a corazón abierto al otro.
Hasta esa noche.
Esa noche donde habían quedado con Kageyama, esa misma noche cuando Hinata volvía de la casa de Kenma y se olvidaba su campera en el sillón de la entrada. Esa misma noche cuando Kuroo se quedaba a dormir donde Kenma y ambos veían el olvido.
Esa misma noche.
Kageyama va a ver a Oikawa al parque, ese parque veraniego donde se juntaban desde hace un año entero, llenándose de caricias y deseos que solo uno siente. Kageyama se sienta en el mismo asiento de siempre, lejos de las demás personas del parque.
Pero extrañamente ve a Oikawa debajo de un arbol cerca de allí, con algo de extrañeza pero ánimos por verlo, vá, pero no alcanza ni a llegar que tiene que esconderse.
-Y-yo Iwa-chan, perdón por llamarte a esta hora, se que estabas estudiando-
-Espero que valga la pena Mierdakawa, solo porque la hayas aprobado no quiere decir que por arte de magia yo también-
Oikawa rió sincero y con nervios a su vez, Iwaizumi por dentro tenía un presentimiento, era pocas las veces que Oikawa no reprochaba por alguna de sus respuestas y esos casos, eran importantes.
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Ayúdame a olvidar (Kuroo x Hinata)
RandomHinata se siente usado, se siente solo y perdido, pero Kuroo ayuda al pequeño a salir de ese momento, lo ayuda a aprender a amar nuevamente, porque él lo ama desde hace mucho. KuroHina y leve momento IwaOi. #5 kurohina 08/03/19