Sin Alicia tampoco País de las Maravillas

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Ni dulces, ni colores

-Adiós  -dijo Sonriente, sin poder sonreír.

Alicia se encontraba entre las flores de más vivos colores, que dejaban en el olvido su arrogancia ante tal triste escenario, sin lágrimas ni palabras se tornaron al gris y guardaron silencio.
Alicia admiraba por última vez un cielo tan hermoso, mientras sus ojos se cerraban llorosos, dejando escapar la última bocanada de aire, y en un suspiro que se encapricho frío, volvió, a su mayor obra, tan solo cenizas opacas.

El sombrerero miraba impaciente la taza frente a él, junto a una silla vacía,  sobre una larga y extensa mesa con los demás invitados que temían lo peor. La mesa era enorme y sobre ella cabían postres de todas las formas y tamaños, con exóticos olores y exquisitos sabores. Pero estaba negado a aceptar lo que ya sabía y en un último intento de conseguir esperanzas, de un pozo que agua no alberga, tomo uno de los platos frente a él con un gran y dulce bombón esperando que el comer calmara su ansiedad.  Pero su sabor era amargo por lo que lo escupió a todo apuro, y cuando volvió la mirada a los demás invitados, ya no estaban, a excepción de él, los colores se habían ido y los arboles estaban marchitos.

-Alicia -se pausó y siguió velozmente- Alicia, Alicia, Alicia, Alicia, Alicia… ¿Te has olvidado de tomar el té? , o, ¿acaso llegas tarde?, mi Alicia nunca hubiera llegado tarde y menos a la hora del té ¿son las flores, que creen ser mejores en su vanidad? ¿o serán las cerezas, que me he olvidado de pintar? Acaso mmiAlicia habrá dejado de jugar y se perdió de soñar -deja caer su sombrero y se pregunta con un halo de tristeza- Tal vez, solo tal vez ¿será que ya no te hago reír?

Escucho las hojas crujir enfrente suyo, levanto la mirada mientras preguntaba con una sonrisa:

-¿En qué se parece  un cuervo a una mesa de escribir?
Ni la persona mas desolada del mundo podría igualar su rostro cuando se dio cuenta que la única compañía era el viento.

Se levanto entre la fría yesca, parte de un mundo moribundo y comenzó a andar sin destino ni rombo, mientras balbuceaba:

-¿Dónde está? He perdido mi sombrero, solo Alicia puede encontrarlo.
Perdiéndose así, entre las luces y las sombras de un bosque muerto.

A toda velocidad corría hacia la mesa del Té, como si fuera conejo blanco perseguido por lobos hambrientos. Pero reconoció tarde el sonido, o mejor dicho la ausencia de este, su fiel reloj de bolsillo había guardado silencio, las agujas ya no corrían, estaban estáticas, como si esperaran a alguien que les devolviera su marcha. Cuando al fin llegó, solo encontró un viejo sombrero, entre sillas amotinadas y manteles rotos, en una mesa de añejos dulces que ya no podía reconocer. Ya no había tiempo de buscar a nadie más, Alicia estaba muerta y la oscuridad se expandía rápido, comenzó a correr nuevamente, solo que ahora debía encontrar la puerta por donde salir, antes de que la tristeza de un mundo hecho pedazos lo alcanzara. Debía correr y muy rápido si deseaba escapar.

De esta forma, cada gran escenario de tan sorprendentes ideas, lejos de lo racional y sobre lo ficcional, se hunden en la sombra de un mundo adulto que ha olvidado cómo jugar. Los valientes guerreros caen como naipes en filas, los reinos se desmoronan como arena, las torres caen como ajedrez, los gigantes se vuelven enanos, los peculiares, deformes, las majestuosas bestias tan solo animales. Y la gran reina de corazones olvida su frase célebre recubierta por pena y tristeza, mientras que su hermana, la reina  blanca, se encierra en su aposento, rodeada por la penumbra. 


Admiren el último vestigio de un lugar ya olvidado, una mariposa de azul brillante, que vuela agotada y sin descanso, aterrada por un mundo que perdió sus colores y busca reparo del viento. Pero es tarde, esta agota, ya no puede aletear, entonces cae…

Y así llora a Alicia el País De Las Maravillas, pero todavía quedan esperanzas, el conejo blanco encontró a una Alicia, y encontrará una segunda.

¿Aicila satse ednod? (Editando, Critiquen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora