P A R T E 1

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Otra noche en la que no había podido conciliar el sueño. Me levanté de mi cama y observé la luz de la luna filtrarse por mi ventana, el viento movía lentamente las cortinas. Caminé hasta mi tocador y prendí una pequeña lámpara de noche que había comprado unos años atrás, era ella mi compañía en las noches de soledad, pasé mis dedos sobre ella acariciándola lentamente mientras veía su tenue luz iluminar una pequeña parte de la habitación.

A paso lento me acerqué a mi espejo, y me miré en él... Ya no era aquella joven chica que se había enamorado hace años atrás, la que era hermosa y la envidia de muchas.. ahora era una mujer sin interés en la vida, pálida y que poco a poco iba perdiendo la belleza que alguna vez había atraído la atención de muchos. Mi vida había dejado de tener sentido desde el momento en que lo perdí a él.. mi felicidad ya se había ido.. Y una sola pregunta desde aquel día a estado rondando en mi mente..

¿Por qué la vida siempre es tan cruel? Te quita lo que más amas, siempre te golpea cuando menos lo esperas y se ríe en tu cara. Nunca tiene compasión de ti..

Mi vista comenzó a nublarse, y poco a poco lágrimas descendían por mi mejillas. Mis ojos ya no tenían el mismo brillo de antes, eso es lo que todos me habían dicho, ya no miró a las personas de la misma manera, ya simplemente no puedo verle sentido a mi vida..

Hace siete años atrás, yo era una muchacha que no entendía el significado real del amor, pero cuando él entró a mi vida lo entendí. Todo ocurrió tan rápido que no sé que fue lo que pasó en realidad. Ocurrió en una tarde lluviosa.. lo recuerdo como si fuera ayer.

///Recuerdo///

Caminé a paso rápido, se me estaba haciendo tarde para llegar a mi trabajo de medio tiempo. Había olvidado algo en el baño, cuando entré ya no había nadie y cuando intenté salir la puerta no abrió, se había atorado. Estuve media hora gritando por ayuda e intentando abrirla, hasta que uno de los profesores había escuchado y corrió a ayudarme. Estaré por siempre agradecida con él.

Empuje la puerta de la entrada y me percaté de que estaba lloviendo, para mi suerte yo no llevaba paraguas. Resignada a llegar más tarde a mi trabajo me dejé caer en las escaleras de la entrada dejando que la lluvia me cayera y me empapara por completo. Suficientes problemas tenía ya como para preocuparme por una pequeñez como esta, estaba segura de que mi jefa me entendería.

Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí un viento rosarme, empezaba a hacer frío.

Abrí los ojos un poco extrañada cuando la lluvia dejó de tocarme y aún la escuchaba caer. Volteé rápidamente mi cabeza para comprobar que era lo que estaba impidiendo que la lluvia me tocara y me encontré con un paraguas, que estaba siendo sostenido por un chico.

Si te quedas ahí por mucho tiempo atraparas un resfriado– lo miré con duda, él pareció entender la expresión de mi cara lo cual lo hizo sonreír–. Cualquier persona que pase mucho tiempo bajo la lluvia y sin protección se puede enfermar. ¿Entiendes?– esta vez yo fui la que no pudo evitar sonreír, después solté una carcajada.

Claro que lo sé. Es sólo que quiero disfrutar un poco la lluvia. Aún así, gracias por preocuparte– dejé de mirarlo y volví a mi posición anterior, volviendo la vista hacia la lluvia.

¿Puedo hacerte compañía?– lo volví a mirar por breves segundos y después asentí lentamente con la cabeza sin darle mucha importancia. ¿Por qué él querría quedarse aquí? Pudiendo ir a casa y tomar una taza de chocolate caliente con este clima.. yo que más daría por hacerlo.

Lágrimas de un recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora