Cap. 3

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Así como el primer mes de su cuarto año comenzó, también llegó la primera visita a Hogsmeade, aunque para poder ir a ese sitio se necesitaba el permiso de los padres, que por obvias razones Sev no tenía, su madre murió a mediados del tercer año, y su padre no le daría nada que fuera para una escuela de fenómenos, como a Tobías le gustaba llamarlos.

Pero al ser el estudiante favorito de Horace Slughorn, le firmaba todos los permisos que quisiera.

Severus Snape no podía evitar sonreír ante la actitud de su jefe de casa, le tenía estima al regordete maestro, sobretodo porque le permitía usar el laboratorio de pociones a él por todo el tiempo que quisiera, incluso no decía nada cuando tomaba ingredientes de su estante, sin duda su maestro favorito.

Aún que muchos no lo creyeran, ese día no era diferente para Severus, quien salió de su cuarto para darse un placentero baño de agua caliente, tomo su mejor ropa, y el mejor abrigo que encontró entre sus pertenencias, no había nadie en su habitación para ser preciso, Avery y Mulciber salieron mucho más antes que él, así que tenía todo el tiempo del mundo para arreglarse con calma, se miró detenidamente en el espejo de cuerpo completo, su ropa era bastante vieja al igual que los únicos zapatos que tenía para salir, su pantalón negro que con el tiempo había perdido color, una camisa la cual había remendado cientos de veces, y un suéter color crema que tenía unos cuantos hilos desilachados.

Miró su silueta reflejada y le dio ganas de arrancarse todo, cualquiera se reiría de su ropa vieja y gastada, pero era la única que tenía en buen estado, con aire resignado, alboroto un poco su cabello, esta vez dejo su cabello libre de esa capa grasosa que le protegía de los vapores del caldero, era más barato preparar esa poción, que comprarse un Shampoo.

Pero por hoy, se podía permitir ser un poco quisquilloso con su apariencia, con cuidado habría su baúl, no es como si guardara muchas cosas ahí adentro, sacó con cuidado una bonita caja de cartón y de ella extrajo un pequeño frasquito de vidrio, no más de 5 centímetros de altura, ni menos de 3 de ancho, de un hermoso color azul translúcido contenía una esencia que él mismo había destilado, de aroma dulce y cálido y notas de cereza y jazmín, tomo el pequeño frasco y lo destapó, unto la yema de su dedo en el aceite y lo colocó en sus muñecas, en el cuello, un poco en el abdomen y las clavículas un poco más en la parte trasera de sus orejas... El aroma era agradable sin ser hostigoso,  terminando de arreglarse se sintió bien consigo mismo, estaba listo para irse.

Para Sirius las visitas a Hogsmeade eran cada vez más aburridas, siempre las mismas tiendas, los mismos lugares que recorrer y ahora con el objetivo de encontrar empleo su situación se veía mas reducida, en cualquier otro momento se tiraría a cualquier chica que se lanzará, pero hoy no tenía ánimos de hacer eso, despidiéndose de sus amigos por un momento, ya que James se fue con Lily, Remus y Peter a comprar chocolate y otras golosinas, él tenía todo el día libre.

Comienza a ser tarde cuando nota que su hermano camina rápidamente y esquiva con elegancia a cualquier chica que se le acerque, no tarda en preguntarse a donde irá su hermano con tanta urgencia.

Así que con toda la curiosidad e imprudencia que caracteriza a este chico, sale corriendo a su encuentro.

Sabe que Regulus a pesar de que es un elitista no se juntaría tanto tiempo con sus primas o con los demás Slyttherin, así que realmente le sorprende el hecho de que haya asistido por cuenta propia a la vista mensual a Hogsmeade.

Al final termina perdiendo el rastro, pero nada que no pueda recuperar preguntando a los pobladores.

Al final da con una cabaña bastante hermosa, la reconoce enseguida porque le pertenecería a él si se hubiese quedado como heredero de los Black, pero ahora es de Regulus, aún así no pierde nada con entrar y ver qué sucede ahí adentro.

Dentro de la cabaña esta muy limpio, como si la hubiesen mandado a limpiar recientemente, la chimenea está encendida, camina con cuidado en caso de que haya seguidores de Lorde Voldemort, por fin capta movimiento en la planta de arriba.
Sube precavidamente las escaleras, tal parece que su hermano ni siquiera se preocupó por echarle un hechizo silenciador a la casa.

El ruido proviene de la alcoba principal, con varita en mano en caso de tener que atacar, se pone a un lado de la gran puerta de cedro tallada... lleva alrededor de 15 minutos esperando y no escucha nada que lo alerte o que le haga derribar lo único que se impone entre él y la habitación...

Ya harto de no hacer nada se debate entre irse y quedarse... Cuando de repente algo le hace habría sus ojos al máximo.

Si no supiera que son diría que alguien está siendo torturado y que le duele horrible, pero no tienen ni la menor duda, esos son gemidos.

Oh por todos los magos del mundo mágico, su hermanito está teniendo sexo con alguien y por lo alto y agudos que son, es muy bueno en lo que hacía.

No sabe si sentirse orgulloso o irse y dejar que disfrute los placeres que le brinda un buen cuerpo con curvas, porque el intuye a la primera que se trata de una dama, porque un hombre jamás daría unos gemidos tan eróticos como esos, el tono de la voz jadeante es hermosa, son en notas altas y agudas que hipnotizaría a cualquiera que los escuchase.

Y cae en cuenta, él no reconoce esos gemidos, eso quiere decir que la chica en cuestión no a pasado por su cama y que se ha resistido a los encantos del mayor de los Black... Se siente humillado porque él tiene más experiencia que su hermano menor de eso está seguro, por dios que chica no querría estar entre sus piernas.

Ahora trata de recorrer toda la lista de chica con las que no a follado para ver si hay alguna que encaje con la que se imagina que está dentro de la habitación y compartiendo cama con su hermano.

Es una lista larga, un nuevo gemido combinado con un grito entre dolor y placer se deja oír retumbando en toda la casa, por Dios, como le gustaría ser él quien provoque el placer de esa joven.

Aun no se a dado cuenta de que su mano ya está dentro de su ropa acariciando el glande que está rojizo y brilloso por todo el presemen que está escurriendo por la uretra,  su mano se mueve de arriba a bajo acariciando todo el largo y ancho de su falo, de vez en cuando  acaricia sus testículos que se encuentran duros como roca, empieza a sentir dolor por la presión de su pene, quiere correrse ya.

Un golpe sordo contra el muro, le dice a su imaginación, que la cama está golpeando la pared, los gritos se  hacen mas constantes al igual que los gemidos y gruñidos, que identifica como de su hermano, su respiración se vuelve entre cortada, siente que ya no aguanta más, su mano se mueve rápida sobre las venas hinchada de su polla, incluso la saliva empieza a escurrir por su boca, su frente se encuentra sudada y su imaginación trabaja a mil para darse unas cuantas imágenes de lo que ha de estar pasando dentro de la habitación.

Una serie de respiraciones bastante agitadas, balbuceos y gemidos guturales le indican que están cerca de llegar al orgasmo, fricciona su mano a una velocidad que comienza a arder, y de repente los escucha, el gemido más delicioso que ha escuchado en toda su vida, es melodía para sus oídos, muerde su labio con fuerza para no alertar a los ocupantes de la cabaña y se viene manchando su mano y ropa, está exhausto, jamás experimento un orgasmo como ese y solo con escuchar una voz... Sin duda alguna tiene que probar el cuerpo que su hermano acaba de disfrutar.












Por siempre a tú lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora