2. Barndom

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Llegó su cumpleaños número cinco, el ambiente ese día estaba como su cumpleaños pasado, pues... Nadie pensaba que el pequeño D'leh sobrevivirá a la fiebre de la muerte.

Ese mismo día por la madrugada, su papá llegó.

-Hola, elena, (si, así todo seco y sin esperanza eran sus palabras y así denotaba su amor también), ¿el pequeño "L"? -Pregunto él.

-Hola, papá. -Dijo ella. -Está en la recamara jugando con Tayleen.

Pues la forma tan precipitada en buscarlo a D'leh, hacia pensar que sería para la mejor sorpresa del mundo mundial en dársela; su papá, el amor de su vida retratado en un hombre.
Lástima que no fuera así. Aquel pensamiento de lo que sería, se fue a la mierda; como... Cuando no comes nada sabiendo que hay personas que lo que más quieren es un simple bocado. Así fue aquel momento.

-Pequeño L. -Dijo su padre.

-¡PAPÁ!..

-Pequeño, no podré estar en este día.

-Por qué, no creo que vuelvas a pescar,¿o si?

-Si hijo, debes entenderlo.

Si decirle más nada se retiró, y una pequeña gota cristalina salió por uno de sus ojos color avellana (Muy bonitos). Pues, era la primera vez que su super héroe no estaría con él.
Al amanecer completamente, D'leh, bajo a desayunar su comida de las mañanas favoritas, preparada por, elena, era una especie de plátanos maduros con un toque de harina, él los llamaba «malan», disfruto su platillo con mucha pena por la falta de su papá, ya que el siempre estaba ahí, comiendo con él en su puesto favorito.

-Tayleen, vé a acompañar a tu hermano, se encuentra muy pensativo.

-Ok mami.

Tayleen, era una niña adorable, inútilmente hermosa. Tenía unos ojos iguales al color del hermano, un cabello liso, que por más que se le hacía nudos no podía enredarse, una tez blanca que hacía que la niña de su esquina se vea super que fatal.

-Hola, L, te noto muy taciturno,¿estás bien?

-No del todo. -Respondió, asintiendo su cabeza. -Las cosas aveces no pasan por algo sino las quieres hacer como son.
Fue una respuesta muy profunda para tan corta edad.

-Es por lo de papá. -Dijo Tayleen.

-Pues si, el siempre dice que nos ama, pero su forma de amar me da asco.

-Entiendo... Quieres que vallamos a jugar a "la bocina".

Este juego era uno inventado por Tayleen, consistía en que el primer participante tenia que pensar en cualquier palabra, el segundo la repetía con una voz que si el primero no la superaba, perdía inmediatamente.

-Tal vez luego. -Respondió.

-Bueno, te estaré esperando en la recamara.

-¿terminaste mi amor? -Dijo la mamá apenas entro al comedor.

-Si mami, muchas gracias, esto es lo que más amo de todos mis cumpleaños.

Definición de una vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora