3. LA DECISIÓN

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-Hola, augusto. -Dijo ella con temor y mucha intriga con curiosidad.

-A pasado mucho tiempo, quisiera que me des posada, será solo por algunos días.

-Creo que no es algo que deba decírtelo aquí, ¿Dónde te encuentras?

-En las esquina del terminal de buses. ¿Por qué?

-Solo preguntaba, quedate allí. Iré a recogerte.

La única moneda que tenía Augusto para el teléfono que estaba en la calle la abría gastado en el mismo. No paso ni medio minuto cuando divisó un auto marca Nissan color negro, que se acercaba a él. Era elena que con todo su esfuerzo venia a recogerlo en su vehículo.

-Hola, Augusto, suerte y di contigo al buscar en el primer sitio. -Dijo elena abriendo la puerta que estaba donde se sienta el acompañante.

-¡Elena!, ¿eres tú?. -Al parecer estaba muy confundido.

-Si, soy yo.-Dijo en un tono irónico y muy seco. -Sube, tenemos muchas cosas de que hablar y arreglar y aquí de la forma en la que estamos no lo haremos.

Llegando a la casa, elena lo invito al patio, la conversación inicio llena de preguntas concretas y una cuantas con contenido de conflictos...

-Te das cuenta hace cuanto no estas y de repente te apareces de la nada.

-Lo sé, la vida que he llevado fuera no me a llevado a nada bueno, pensaba en todo momento llamarlos pero, mi Vizio me lo impedía, ya que me quedaba sin ningún centavo como para hacerlo, trabajaba a diario para emborracharme los domingos.

-Y es ahora, justamente recién que te das cuenta de las estupideces que hiciste.

-Pues, sí, he pensado en todo lo malo que hice y quiero que ustedes, tú, la mujer por la cual inventaria todo, y nuestros hijos, que he cambiado rotundamente. Quiero que me perdones por el mal que les hice hace algún tiempo, quiero remendar mi error. -Le dijo Augusto poniéndose de rodillas ante su amada.

La verdad, es que, la manera de pedir perdón puede variar pero siempre harán las mismas mentiras que llevarán a creer que todo será diferente. Fue lo que pasó con Elena, se creyó todo el perdón que Augusto le decía, y pues, ¿Como no hacerlo? Si se trataba de él amor de su vida, y cuando tienes a alguien el corazón ni un bisturí en una operación puede sacarlo, a menos que sea aquella misma persona. La conversación que tuvieron fue larga, problemática y triste, nunca pensaron en volver a verse. Pero, Elena se encontraba consternada, después de mucho, aquel hombre que ella hacía "muerto" estaba allí, sentado junto a su lado.

-¿Qué te trajo a querer cambiar?

-Tuve una mala experiencia, Juan, paso por lo mismo en lo que estoy ahora, nunca intento reconciliarse con los que amaba y casi siempre que bebía lo hacía por eso. Una mañana llegué de trabajar y lo vi colgado en el cuarto que rendavamos, la verdad que eso me hizo pensar mucho por algunos días.

-Ya ves, se necesita que pase algo malo para que las personas se den cuenta lo que en realidad necesitan.

-Pues si... veo que te ha ido muy bien en todo este tiempo. -Dijo Augusto mirando alrededor de la casa.

-Pues sí, no me ha sido de tanta necesidad estar con alguien para poder salir a flote, después de todo, las mujeres nacimos libres como las rosas en los jardines pero nunca falta el que la arranque.

-Yo, quisiera poder seguir ayudando en lo que faltase.

-No lo sé, pues, la verdad que ya casi no nos falta nada, pero sí el amor de un padre para tus niños y un esposo para mi. -Dijo Elena, refiriéndose al tiempo que los dejo solos.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2018 ⏰

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