2.- FERLU

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Nombre: Ferlu
Edad: 16

-Dame diez pavos- me susurró mientras que agarraba con fuerza con los dientes el porro que tenía en la boca.

Alcé una ceja.

-¿Quién ha dicho que te vaya a dar algo?- recogí mis cosas mirando fijamente a mi alrededor.
-Venga ya tio, ya te lo pagaré todo de una vez- se quitó el porro de la boca con la mano temblorosa.
-Me debes aún quinientos pavos- le di una palmadita en el hombro- y tu límite de tiempo se está acabando- le recordé.
-Joder- dijo entre dientes- diles que me den más tiempo- suplicó.
-Lo siento amigo, pero te faltan menos de veinticuatro horas para morir- me encogí de hombros.
-Por favor tío...- me volvió a suplicar.
-Suerte- me despedí de él.

Lo oí de fondo decirme algo, pero no le hice caso, salí de aquel parque, (que más que un parque parecía una selva) y unas cuadras más abajo me dirijí hacia el coche.

Tenía que recoger a mi madre del trabajo, ya que con aquellos tacones que se colocaba para trabajar, no sé cómo no se había roto del todo los dos tobillos. Suspiré cansado y arranqué para dirigirme directo al puticlub que había casi a las afueras de la ciudad.

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-Hola guapo, ¿se te ofrece algo?- desde luego, fue un grave error bajar la ventanilla.
-No, gracias- le eché el humo del cigarro en la cara para que se largase, pero no funcionó.
-Un chico malo, ¿eh?- dijo mientras se mordía el labio y me miraba atentamente.

No le contesté, no tenía el más mínimo interés en ella, así que me dediqué a impacientarme por el retraso de mi madre, hasta que de repente di con ella y pité para que se percatase de mi.

Con las piernas temblorosas y piel pálida se acercó hacia el coche y se montó de coopiloto.

Puse la calefacción y arranqué sin decir nada. Ambos sabíamos que si alguno de los dos abríamos la boca íbamos a acabar mal.

Llegamos a casa y como siempre se había quedado dormida en el coche, salí y la dejé allí dentro. Entré a la casa y preparé la cena, me comí mi plato mientras miraba la televisión y cuando me levanté para recoger la mesa, entró mi madre cerrando de un portazo.

Cogí el mando del coche y desde la ventana cerré el coche dejando de nuevo el mando donde estaba y me encerré en mi habitación sin decir nada.

Me dirigí hacia el escritorio y en uno de los cajones guardé la mercancía que todabía no había vendido.

Me hacía gracia el asunto, no consumía droga, pero sí la vendía, pero la vendía por mi propia supervivencia, ya que por culpa de mi madre mi padre dejó de mantenernos y su mierda de sueldo no sirve ni para comprar dos cartones de leche, ya que la muy idiota compra droga de la mala que se vende por su entorno, pero, hayá ella...

Él teléfono vibró y lo cogí al instante.

-¿Te ha pagado ya ese cabrón?- me preguntó mi jefe.
-No- contesté.
-Esta vez te la paso Ferlu, pero a la próxima no habrá nada que hablar- me dijo seriamente.
-Gracias- y me colgó.

Me reí tras dejar el móvil caer sobre la cama.

Este tipo no podría ganar el triple de lo que le hacía ganar yo, más la satisfacción de poder matar a alguien.
Por eso era especial para él, porque le daba todo lo que necesitaba para lo que supuestamente para él era vivir...

SEIS DEMONIOS  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora