1° parte

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Miro el reloj y éste marca las 5 en punto. Festejo para mis adentros el hecho de llegar justo a tiempo y abro la puerta de mi departamento. No termino de entrar que ya tengo a esa bolita blanca restregándose en mis piernas.

—Hola Mochi, ¿cómo has estado? —me agacho y lo acuno con mis brazos. Al instante, siento cómo el gato se acomoda en mi pecho y ronronea suavemente—. ¿Me extrañaste? —ronronea un poco más alto y mueve su cabeza en busca de una caricia.

Para ser una simple bola de pelos blancos, es bastante dominante. Siempre quiere recibir atención y cada vez que alguien viene a visitarnos, no hace más que gruñir y clavar esa mirada fría que caracteriza a los gatos. No le gusta verme con otras personas, se encima a mí y reparte arañazos si intentan acercarse. Por eso mismo dejé de invitar a mis amigos, y si hay una fiesta o reunión, elegimos un lugar que no sea éste, mi departamento. Pese a los celos gatunos con los que tuve que aprender a convivir hace ya 6 meses (los cuales 1 año atrás no existían), Mochi es lo más lindo y tierno que pude haber visto alguna vez. Mis amigos dicen que es raro, pero yo estoy tan acostumbrado a él, que no estoy seguro de si lo es o no. Es cierto que no es algo usual que un animal sea tan... Autoritario y demandante, pero creo que lo compensa enormemente con el constante cariño que me brinda.

Cuando llego del trabajo, es costumbre que Mochi me esté esperando en la puerta para recibirme con roces en mis piernas, lengüetazos en mis mejillas y ronroneos cerca de mi cuello. Duerme la siesta acostado en mis muslos mientras yo me ocupo de los deberes de la universidad, y a la hora de la cena come con su plato al lado mío.

Al principio, yo no sabía que quería comer conmigo, por lo que con sus patitas arrastraba el platito hasta un costado de mi silla; pero luego de haberlo hecho varios días seguidos, comprendí su acción y ahora yo mismo acomodo su plato a mi lado.

Cuando ya es tarde y tenemos que ir a dormir, yo me acuesto en mi cama y él en una almohada en el suelo, pero sé que espera a que me duerma para pasarse a mi cama y dormir en mi pecho por los pequeños pelos blancos que tengo que sacudir de mi pijama por las mañanas.

Cuando desayunamos y llega el momento de mi partida, Mochi se pone más cariñoso de lo normal. Corre hasta mí y se cuelga por mis brazos, camina sobre mis hombros y roza su cabeza en mi mejilla para después acariciar su nariz con la mía; más puedo asegurarles que nada, nada se compara a la mirada que me dedica antes de cerrar la puerta y tomar el ascensor para salir del edificio. Es una mirada brillosa, llena de ansias y especulación; es ese tipo de mirada que denota esperanza y cariño, porque con sus grandes y verdes ojos me expresa un "te espero de vuelta en casa".

Hay veces que pienso que Mochi es un gato especial, y no lo digo porque soy su dueño, lo digo porque es realmente único que un animal sea tan expresivo y observador como él. Un día, yo llegué mal del trabajo porque en el camino mi madre me llamó diciendo que no llegaría para la presentación que daría en la universidad. Yendo para el departamento no había derramado ni una sola lágrima como para tener indicios de que algo malo me estaba sucediendo, pero ni bien puse un pie en la sala, Mochi me estaba mirando afligido y acercándose a mí para consolarme. Esa noche ni siquiera se molestó en disimular su pasaje de la almohada a mi cama. Yo me acosté y al instante sentí sus patitas caminando sobre el colchón para acunarse en mi pecho, como si fuera una persona.

Por lo increíble y fantástico de sus acciones, comencé a hablarle a mi mejor amigo de mi gato, siempre como algo casual, diciéndole cosas como "a que no sabes lo que hizo Mochi hoy". Y el día que le conté sobre las extrañas maneras que tenía de apegarse a mí y alejarme de los demás, Taehyung dijo: "¿No será que tu gato es un híbrido?". Yo no tenía idea de lo que son los híbridos y él, fanático de los cuentos de hadas, procedió a explicarme, afirmando que son criaturas fenomenales mitad humano y mitad animal, que pueden cambiar de forma según su origen y edad. Por un momento, consideré el hecho de que Mochi sea un híbrido, pero luego recordé que Taehyung se comía los crayones en el jardín de infantes y obvié el tema como una estupidez.

Gatito ➳ Kookmin TS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora