Capítulo 5

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Capítulo 5

Jane estaba sentada en el sillón que había debajo de su ventana. Tenía entre sus brazos la cazadora que Johnny le había echado por encima para cubrirle. La había abrazado con dulzura y la había calmado. Dios, recordaba como le había rodeado la cintura con esos poderosos brazos mientras se dirigían hacía el pueblo.

Al recordar ese hermoso recuerdo, tembló de excitación como lo había echo en ese mismo momento. “Dios, como le amo” pensó mientras seguía abrazada a la cazadora. Tenía su olor y eso la volvía loca. Se metió en la cama y pronto se sumió en el sueño.

Al día siguiente, Jane se levantó temprano, ya que quería devolverle la chaqueta a Johnny. Salió de su casa despidiéndose de su padre con un beso y junto con Wonster se dirigió hacía la casa de Johnny.

Antes de llegar, vio que Johnny se dirigía hacía los acantilados, así que sin más ella fue tras él. Cuando llegó, vio que él la estaba esperando. “Habrá escuchado el caballo” pensó mientras hacía parar al caballo.

Jane bajó del caballo y se acercó a él.

-¿Qué quieres? – le preguntó Johnny.

-Vengo a devolverte la chaqueta – dijo mientras se la tendía – y a darte las gracias.

-No tienes por qué darlas – dijo cogiendo la chaqueta – bien, ya me has devuelto la chaqueta, ahora ya puedes irte.

Jane se quedó un rato mirándole. ¿Por qué le estaba diciendo que se fuera? Ella tenía el mismo derecho que él en estar allí. Ese lugar era de todos.

-¿Por qué me dices que me vaya? Este sitio es de todos y si quiero estar aquí, pues lo estoy – luego lo miró con tristeza – creía que las cosas podían cambiar ahora después de que me salvaras.

Johnny la miró y vio que en esos hermosos ojos verdes había una gran tristeza.

-No se me ha olvidado la bofetada – dijo Johnny con furia mientras se sentaba.

Dios, deseaba abrazarla y decirle que le perdonaba. Pero no, jamás en la vida nadie le había puesto una mano encima. Ella no tenía ningún derecho a hacer lo que hizo.

-¿Por qué me salvaste ayer si sigues enfadado conmigo? – preguntó con tristeza.

-Mi padre me convenció – dijo Johnny mirándola. Vio que estaba haciendo un gran esfuerzo por no echarse a llorar.

-Es decir, que las cosas siguen como antes – dijo mientras se sentaba.

-Sí, todo igual – Johnny también se sentó en el suelo a la espera de su respuesta.

Pero esa respuesta no llegó. Johnny la miró y vio que sus mejillas estaban húmedas. Sus sollozos eran silenciosos para que él no lo notara, pero no dio resultado, lo estaba notando.

-¿Por qué lloras? – preguntó con rudeza – no hemos congeniado bien desde el principio. Sé que el comienzo fue duro – volvió la cabeza para mirar a otro lado – se podía hacer borrón y cuenta nueva, pero esa bofetada todavía la recuerdo.

-Si vas a seguir llorando vete a tu casa – dijo al rato – tus lágrimas me están empezando a dar dolor de cabeza.

Jane le miró a sombrada. Él le decía la verdad, se le notaba mucho en la mirada. Dios, seguía odiándole.

-No tiene por que ser así – dijo mientras se secaba las lágrimas – podemos empezar de nuevo, desde el principio.

-No, eso no funcionaría – dijo Johnny con furia – no olvido la bofetada, jamás en la vida nadie me ha pegado hasta ahora.

UN AMOR DIFICILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora