Conjuros consonantes

Nada y todo

Recuerdo haber conocido a alguien,
que me hacia temblar más que mi peor miedo,
el mar,
alguien que alejaba otro de mis miedos,
amar.

Nunca supe si fuimos, si éramos, o si no éramos,
pero algo sí se que somos,
un conjunto de recuerdos,
que viaja por el cosmos,
que de vez en cuando toca la puerta de nuestra conciencia,
y que no sabe si entrar, para no arruinarnos con su presencia.

Nunca sabré con certeza,
lo que fui o no fui para ti,
pero si sé perfectamente,
lo que fuiste y eres para mi.
Un universo, dos universos,
quien sabe cuantos,
siempre eras algo nuevo, cada vez que te veía,
cada vez que hablábamos,
cada vez que en silencio,
al mismo tiempo nos pensábamos.

Para mí eras esa parte de la vida,
que casi nadie encontraba,
un color totalmente nuevo,
que solo yo contemplaba,
como si de oxígeno se tratase,
pero solo yo respiraba.
Eras lo que no sé si volverá a aparecer,
pero también lo que sé que disfruté,
y por ese motivo no debe ser tristeza,
debe ser alegría, nostalgia, belleza.

Y no sé que nos pasó,
ni por qué el amor es tan extraño,
que te regala pedazos de vida,
y luego te los arrebata,
junto con su complice el destino,
que le quita al viajero sus alas,
para ponérselas a alguien,
que no las valora nada.

Sé que estas en algún lado,
tal vez muy lejos de aquí,
y que cuando oyes esa canción,
siempre piensas en mi,
sé que como es, es como debe haber sido,
sé que aunque estés con otra persona,
quisieras estar conmigo.

Prometo no decirle a nadie,
los secretos que me contabas,
prometo no hablar de tu piel,
que escondía tantas galaxias,
de tus ojos marrones,
que a la miel dejaba con ansias,
de tu perfecta sonrisa,
que al verme se te escapaba,
o de tus mejillas rojizas,
que besaba con elegancia.

Juro que no se me olvidaba,
que pudo haber sido de otro modo,
o que tal vez no éramos nada,
pero lo éramos todo.