Parte sin título 2

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No sabes apreciar la compañía hasta que la soledad te consume. Das por hecho que siempre va a haber gente, no te planteas que puedas estar realmente solo.

Hasta que ocurre.

Un día te levantas y miras por la ventana, pierdes el día en tu cabeza.

Otro día. Y otro.

Y otro más.

De repente te acuerdas de que había gente, pero no sabes dónde están, no sabes lo que pasó. Perdiste los días metido en tu mierda.

Y qué te queda.

Quedas tú y tu cabeza.

Queda la sangre, y la enfermedad.

Hay más cosas fuera, sí, lo sabes. Pero hay un gran muro entre tu cabeza y la realidad, ese muro no te deja mirar fuera.

No tienes fuerzas para derribar el muro, solo para llorar junto a él. Lo intentas cuando puedes, intentas fingir que no existe. Intentas gritarle y el eco te golpea. Intentas pegarle y el que se rompe eres tú. Día tras día.

No vas a conseguirlo nunca.

Y qué te queda.

Queda la sangre.

Relatos oscurosWhere stories live. Discover now