Alguna vez has pensado lo que sería ser acosado/a por una existencia sobrenatural durante toda tu vida, no poder bajar la guardia porque alguien te acecha las 24 horas del día sin descanso alguno, vivir un continuo horror porque tu vida está en peli...
Eran las ocho menos diez de la mañana, me encontraba en el Starbucks de la Gran vía de Kering esperando a mi amiga María. Hacía ya varios días que no hablaba con ella, al menos sin estar en trance por culpa de las pesadillas. Mientras seguía con dichos pensamientos en mi cabeza no me di cuenta de que María había llegado y se acercaba a la mesa.
-Hola Aura- Me dijo con una gran sonrisa en la cara - ¿Llevas mucho rato esperando? -
-No. Acabo de llegar María ¿Por qué no te sientas? -
Una vez que María se hubo sentado sentí un leve escalofrío en mi espalda, cada vez que lo siento es porque alguien me está observando, y no dudé en mirar detrás mía para ver quien me observaba: una persona alta, de pelo rubio y piel blanca, cuyos ojos negros parecían no tener alma alguna y que me miraban fijamente. No sabía el motivo, pero había algo en esa persona que me resultaba muy familiar, cuando me fijé en su sombra sentí como mi cuerpo se congelaba bruscamente pues su sombra no tenía semejanza alguna con su figura, fue en ese breve instante que supe de que me sonaba esa persona. Para no llamar la atención me giré para hablar con mi amiga María y no levantar sospechas.
-Y dime María, ¿qué tal te van las cosas con Sam? – Hacía ya un año que mi amiga había empezado a salir con un chico y estaban muy felices los dos, de hecho, estaban haciendo planes de irse a vivir juntos.
-Me alegra que me lo preguntes Aura. Aún estamos buscando piso, pero creo que podríamos tener algo de suerte si buscamos un poco más lejos del centro de la ciudad-
- ¿Estás segura? - Le pregunté – Ya sabes que tú y yo no tenemos mucha suerte con estas cosas. Y que yo encontrara casa en el barrio que yo quería es un milagro- Hacía unas pocas semanas, después de visitar a mis padres, había encontrado una casa en dónde mudarme. Unos días después de la mudanza comencé a tener las pesadillas con el espectro alto, trajeado y con tentáculos en la espalda.
-Estoy segura Aura. De hecho, la semana pasada hicimos una oferta por un piso en la zona que te he dicho y creo que nos podremos mudar pronto-
-Eso es bueno- Dije más tranquila al sentir que la persona de antes ya no me observaba.
María y yo pasamos el resto de la mañana hablando y desayunando. Alrededor de las once cada una se fue de vuelta a su casa. En cuanto volví a mi hogar me volvió la pereza al ver que tenía muchas cajas de la mudanza por abrir aún. No me hice de rogar y pasé el resto del día desembalando el resto de muebles que quedaban. Una vez que terminé me tumbé en el sofá a descansar y... me quedé dormida.
Para leer el sueño completo recomiendo que pongas la música de este video:
Sueño:
Estaba andando por el bosque en mitad de la noche, la temperatura era tan baja que llegaba a calar en los huesos. A medida que avanzaba por el lugar comenzaba a hacerse presente una fina capara de niebla. Sabía perfectamente que esta era mi pesadilla de casi todas las noches, y que cuando diese unos pocos pasos más "él" aparecería e intentaría atraparme con sus tentáculos.
-Un paso, dos pasos, tres pa...- Entonces oí el ruido de las ramas del suelo romperse. Ya estaba aquí, la única salida que me quedaba era correr.
Corrí como si no hubiera un mañana, sabía que no serviría de mucho pero no quería que me atrapara, al menos se lo pondría algo difícil. No quería darme la vuelta porque sabía que entonces me atraparía, no quería acabar en las garras (tentáculos en este caso) de ese ser, el mismo que había visto en el Starbucks esta mañana, el mismo cuya sombra era la de un tipo alto, sin pelo y con tentáculos saliendo de su espalda. El ser que no tenía rostro y que se rumoreaba que si lo mostraba morirías del miedo, aquel cuyo origen es desconocido, aquel que tiene el nombre de Slenderman.
Mientras corría buscando una escapatoria tropecé con una raíz de un árbol, torciéndome de esta manera el pie. Intenté levantarme, pero no pude a causa del dolor, fue entonces que me di la vuelta y me atrapó con sus tentáculos, arrastrándome hacia él. Quise gritar, pero el propio miedo me lo impedía. Entonces uno de sus tentáculos rodeó mi cuello y empezó a estrangularme. Cuando el aire daba indicios de escasez en mis pulmones, reuní fuerzas para darle una patada en el estómago, logrando que me soltara. Pero no duró mucho tiempo, porque en cuestión de segundos lanzó sus tentáculos hacia mí como flechas de arquero, haciéndome una herida en la cara y, cuando el siguiente estaba a punto de tocar mi estómago... conseguí despertar.
Fin del sueño.
Cuando abrí los ojos me incorporé rápidamente del sofá con la respiración acelerada. De todas las veces que había tenido esa pesadilla esta vez había sido la más real. Cuando me levanté para ir a mi cuarto noté un agudo dolor en mi tobillo. Cuando me retiré parte del pantalón para verlo pude apreciar que me lo había torcido, al igual que en el sueño. Eso despertó todas las alarmas de mi cabeza, aun sigo sin comprender como fui capaz de controlar el pánico que sentía en aquel momento.
Sin pensarlo dos veces fui tan rápido como mi tobillo me lo permitía al baño. Cuando llegué y me miré en el espejo pude ver que también tenía en la mejilla derecha el corte causado por el tentáculo. En ese momento y, sin dudar, me quité la camiseta de cuello vuelto y ahí estaba la prueba irrefutable: la marca del tentáculo con el que intentó asfixiarme, con el color característico y propio de un hematoma.
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Aviso:
El próximo capítulo será subido la próxima semana a mi canal de Youtube: