Era adicta a ella,
a su forma de caminar,
a su forma de moverse al
compás de la música.
Ella era mi rosa prohibida.
Yo era aquella poeta,
enloquedida por su musa,
memorizaba sus curvas con mis manos, sobre el terciopelo blanco,
que contrastaba con su piel.
Me enloquecia,
Anhelaba sentirla,
Deseaba tocarla,
La necesitaba conmigo,
Por qué la amaba,
La amaba,
Yo era la artista,
Y ella mi inspiración,
Me tenia,
Nos teníamos.
Me amarraba con su piel,
impregnada con su perfume de rosas,
Sus manos de seda pura,
Suaves como la caricia de sus labios contra los míos,
Esos que eran mi perdición.
Me tenia en su hechizo,
En sus manos,
A sus pies...
Me tenia,
Y yo la tenía a ella.
Eramos opuestos haciendo guerra contra nuestros deseos.
La tenía pero El tambiem la tenía en sus cadenas de fuego ardiente..
El la amaba,
Yo la amaba,
Pero no era suficiente,
Mis palabras,
Mis pinturas,
Mis anhelos,
Mis súplicas,
Nada era suficiente....
No por qué no me amara si no por qué no lucho contra sus cadenas, se dejó consumir en las palabras de otros.
Se dejó consumir para lo que a otros les parecía lo correcto,
Mientras sus adentros,
Gritaban para que regresara.
Pero se fue.
Se dejó consumir en palabras de odió,
En palabras que resultaban falsas para su corazón pero era lo correcto.
Su madre,
Detestaba mis palabras,
Mis obras,
Y me dejó sin musa.
Me dejó sin esa a la que ame con mis palabras, mis obras, mis manos.
La que ame con todo lo que tenía.
Pero se marchó,
Se fue tras las reglas,
Se fue tras ese hombre,
Se fue hacia la felicidad de otros,
Por no cuidar la suya.
Era adicta a ella,
A su piel,
Al sonido de su voz,
A sus ojos,
A sus labios,
A sus curvas....
Volvió a mí un dia,
Le abri la puerta,
Con una sonrisa triste,
No era ella,
Sino lo que quedaba de ella,
Una madre rota,
Un viudo,
Una familia sin vida.
Mi rosa prohibida,
Se había desatado de sus cadenas,
De sus demonios,
En la manos de la muerte.
Era una rosa resplandeciente,
Era mi musa convertida,
En la luna que brillaba en las noches,
Era ella.
Era ella.
Mi rosa prohibida.
-L.T
