Dulce o Truco

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Mientras Jocelyn Morgenstern preparaba la bandeja con los dulces, su hijo mayor terminaba de alistar su disfraz de momia -nadie entendía por qué decidió envolverse en un montón de vendas en vez de usar la flamante capa de vampiro que le regaló su tío Luke, pero como el chico siempre hacía lo que quería... momia fue-.

El niño estaba emocionado, esa era la primera vez que saldría a pedir caramelos con su hermanita de cinco años, por fin sus padres la habían considerado lo suficientemente grande para que viviera la experiencia de la noche de brujas, por lo tanto, Jonathan trazó una ruta a seguir para conseguir los mejores dulces, la cual también los llevaría por las mejores casas decoradas.

Cuando la última venda estuvo en su lugar, esperó a que su Clary bajara a la sala. Su madre decidió que no quería nada extravagante para ella, así que escogió el atuendo más cutre que encontró...

-¡Pero que linda! -exclamó Jocelyn al ver a Luke bajando con su hija en brazos-. Te ves preciosa, el disfraz te queda muy bien. ¿Verdad que sí, Jonathan?

El rubio no supo que decir, en su opinión ser una calabaza no era lo ideal para ella, debieron ponerle el vestido de princesa que tanto quería la pelirroja menor.

-Se ve gorda -dijo sin malicia, pero su comentario hizo llorar a la niña.

Media hora pasó hasta que ésta dejó de chillar y solamente lo hizo cuando su hermano prometió darle la mitad de sus dulces y algo más.

Así, a las ocho de la noche una momia mal envuelta y una calabaza rechoncha salieron de la mano en busca de golosinas, acompañados de su tío Lucían, el encargado de cargar las bolsas repletas de dulces.... porque sí, el plan maestro del ojinegro funcionó y fueron los chicos que obtuvieron más chucherías esa tarde.

Al finalizar el día, Clary estaba acostada en su cama, enfurruñada porque su mamá le prohibió comerse todo lo recolectado, especialmente los chocolates... por eso cuando tocaron la puerta no contestó y se hizo la dormida.

-Clary... ¿estás despierta? -preguntó su hermano mayor y pinchó sus cachetes.

-No.

-Abre los ojos, tengo una sorpresa...

-No quiero.

-¿Dulce o truco?

La niña no respondió.

-Está bien, yo escojo... que sea truco.

La pelirroja se levantó asustada, temía la clase de travesura que haría su hermano, el año pasado la remojó con agua y eso no fue nada lindo. Sin embargo, se sorprendió cuando un par de labios tocaron los suyos.

Un beso.

Eso fue la travesura de Jonathan. Al separarse de ella, le dirigió una sonrisa ladina.

-Si hubieras dicho dulce, te hubiera dado esto -extendió su mano para que pudiera ver una barra de chocolate gigante. Y a la chiquilla se le hizo agua la boca-. Pero como eres mi hermana favorita, te la regalo.

-¡Gracias! -chilló y abrazó al niño.

-Feliz Halloween.

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Algo tarde pero aquí tienen mi especial de Halloween, quería escribir algo para la fecha y relacionado al Clabastian. Así que esto salió, espero les guste.

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