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-Bueno yo y-o tenía miedo de que usted al verme me abandonara igual que mi anterior amo.

-¿Qué? yo no haría algo así, mucho peor a alguien tan lindo como tú- toda pizca de tristeza que tuvo mientras me decía el porqué de su miedo se esfumó al escuchar mis palabras y un sonrojo hermoso se apoderó de sus mejillas.

-¿Encerio amo?.

-Sí, ahora dime ¿para qué quieres mi ayuda? y deja de decirme amo.

-Eh..y-o no sé co-como pedírselo...yo dentro de una semana.... estaré en celo y y-o quería que usted me ayudara con eso.-  hablaba tartamudeando.- y....¿De qué otra forma podría llamarlo si no es amo?¿Cómo le digo?¿Daddy?.

Joder quiere que lo ayude con su celo, mierda que si lo haría con todo gusto; sin embargo se nota claramente que es menor que yo  y si lo ayudo  eso sería pedofilia y... ¿Zoofilia? el hecho de que me llamara Daddy no ayuda en nada, Dios, de solo escuchar esa palabra salir de esos hermosos y deliciosos labios color rosa acompañado de esa dulce voz hace que algo palpite y no, no es exactamente mi corazón.

-Lo siento pero no puedo ayudarte en eso. Ahora ve a mí habitación y ponte algo de ropa.-digo con la poca de cordura que aún me queda.

-¿Por qué no me ayudará?¿De verdad necesita que me ponga ropa?- su tono de voz ahora se escuchaba decaído.

-....

-Ok, ya entendí, a Daddy no le gusta mi cuerpo. Soy muy feo- pequeñas lágrimas comenzaban a caer sobre sus mejillas y pasaban por su barbilla hasta terminar en el suelo- eso es, y por eso no me quiere ayudar ni verme sin esa cosa que se llama ropa, entiendo.- su voz se quebraba y con cada palabra que soltaba más lágrimas caían quise poder decirle que era todo lo contrario, que de verdad quería ayudarle y que no era alguien feo, era alguien hermoso ante mis ojos, pero no me quedó tiempo para decírselo pues salió corriendo hacía mi habitación dándole un fuerte azote a la puerta. Fuí detrás de él e intente abrir la puerta pero estaba con el seguro puesto, sus sollozos se escuchaban cada vez más fuerte haciéndome sentir una gran opresión en mi pecho.

-Kookie.... abré la puerta por favor.

Nada. No me respondió no escuché nada, más que simples pero desgarradores sollozos. Decidí darle su tiempo y me fuí directo a la sala donde pasé toda la tarde.

Eran aproximadamente las 10:30 pm cuando la puerta de mí habitación se abrió, Kookie salió de está utilizando una camiseta mía color blanca, solo llevaba puesta la camiseta y está debido a su tamaño lograba tapar hasta medio muslo, sus ojos estaba inyectados de un color rojizo ya que había estado llorando toda la tarde, su cabello estaba despeinado, y sus orejitas al igual que su cola estaban decaídas; no me dijo nada ni me dirigió la mirada simplemente fue hacía la cocina tomo unas galletas y se fue al cuarto de huéspedes.

Ese día no pude dormir debido a la opresión que sentía en mi pecho.


Por la mañana no lo ví. Se me hacía tarde y en vista de que no salió de la habitación de huéspedes me fuí sin despedirme.











Cuando salí de la universidad pasé por el súper mercado por unas galletas ya que hoy en la mañana note que Kookie se las había terminado. Al llegar a casa encontré a Kookie en la cocina buscando galletas, llevaba puesto lo mismo de ayer, una camiseta hasta los muslos, tenía grandes ojeras y sus orejitas y cola se veían igual de decaídas que anoche. Al verme bajo la mirada y dejó de buscar sus galletas. Apretó fuertemente los bordes de la camiseta con sus manos y a la vez se mordía su labio inferior evitando así el querer llorar un gran nudo se formaba en mi garganta de solo verlo así. Con la cabeza gacha y pasos torpes decidió salir de la cocina, sin embargo lo tomé de  su muñeca izquierda para poder retenerlo.

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2019 ⏰

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