Capítulo 4

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Me aparto del idiota dándole un empujón, no puedo creer que me haya besado, es un idiota.

– pero qué diablos, ¿por qué me besaste? - en este momento estoy muy molesta

– no seas aburrida, acepta que te gustó y que te encantó que te besara – tiene una sonrisa de satisfacción pintada en la cara.

– Me han dado mejores besos – se lo digo con cara de asco, aunque yo misma sé que no es verdad, que sólo me han besado una vez y fue un tipo que se quería aprovechar de mí.

– Eso ni tu misma te lo crees - ya no le digo nada, solo me doy la vuelta y comienzo a caminar.

Me besó, me robó un beso.

Llego al bar y veo que ya es hora de abrir. Axel me llama y me dice que quiere hablar conmigo.

– Morgan, yo quería preguntarte si ¿te gustaría salir conmigo? - Axel me está pidiendo salir con él, bueno, no sé cómo reaccionar, nunca me habían pedido salir.

– ¿Cómo? o sea, ¿en qué plan? - Axel me toma la mano y me da una sonrisa, realmente encantadora, este chico de verdad que es guapo

– quiero conocerte más, mira Morgan, eres muy linda y me gustas, quisiera que saliéramos y que me dieras la oportunidad de conocerte más que como una amiga – está hablando en serio, le gusto a Axel, digo, están las demás chicas que son mucho más guapas que yo pero vamos, no estamos hablando de una relación seria.

– Ok Axel, pero eso sí, vamos despacio, ¿ok? Yo no soy de esas chicas que se abren de piernas tan fácilmente – Axel me da una gran sonrisa, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

– no te a vas a arrepentir -

Después de la conversación con Axel, empezamos a trabajar, los demás chicos bajaron y dijeron algo sobre la noche de karaoke en la que los clientes cantan desde las voces más hermosas hasta las más horrorosas.

El bar poco a poco se fue llenando, todavía me admira el éxito del bar. Empezamos a servir y a atender a los clientes cuando observo que por la puerta entran más cliente y me doy cuenta de quién viene entrando, nada más y nada menos que el chico musculoso. Camino hasta la barra y Lorriane me llama.

– Morgan cariño, necesito que vayas a la zona VIP para saber que desean tomar en la mesa 3 – ¿qué? ¡No! por qué no otra, no por favor, que vaya otra.

– ¿tengo que ir yo? -

– tú eres la que está sin mesa en este momento, así que ve, anda -

Un poco molesta me dirijo a la mesa, no me lo puedo creer, ahí está el imbécil con una rubia encima de él, si claro, yo sabía que era de esa clase.

– ¿van a pedir algo de tomar? - el idiota me mira y se ríe como recordando algo, si es obvio, está recordando el beso

– sí, yo quiero un daiquiri de fresa ¿y tú mi amor? - demonios, que voz más chillona la de esta tipa.

Al parecer al imbécil no le gustó que le dijera amor, puesto que la bajó y la sentó en el sillón.

– un sex on the beach – me guiña un ojo y solo me limito a escribir

– ¿algo más? - el tipo se levanta, se acerca a mí y me dice en el oído

– otro poco de esos lindos labios no estaría mal -

No sé por qué pero un escalofrío recorrió mi cuerpo pero tampoco le quité la mirada de encima.

– nunca más -

– ok, bueno camarerita, pues ve a por nuestras bebidas – me dice la rubia plastificada frente a mí, haciéndome señas con sus manos

Me doy media vuelta y voy por la orden, lo peor es que tengo que regresar a servir.

Pongo las bebidas en la bandeja y se los llevo a la rubia, está sola, me mira de pies a cabeza, se levanta y se coloca a mi lado.

– bonita ropa -

Solo la ignoro y sirvo los vasos encima de la mesa, me doy la vuelta y siento algo helado recorrer mi espalda. La tipa solo se burla.

– así se te ve mucho mejor -

No puedo creer lo que hizo la muy perra, me echó la bebida encima. Yo me doy la vuelta y le doy una bofetada que al parecer se la he dado muy fuerte porque cayó tirada en el suelo.

– eres una animal pero esto no se queda así, esto lo sabrá la dueña, créeme, yo me encargo de que te despida -

Eso sí me preocupó, no quiero perder este trabajo. No sé cómo va a terminar esto, solo espero que bien.

Lo raro es que ya no volví a ver al idiota por aquí, no puedo creer que haya dejado sola a la rubia.

Espero que mañana Lorriane no me despida.


APRENDIENDO A DECIR TE QUIERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora