Ambos chicos suspiraron aliviados luego de haber corrido durante media hora para poder llegar a casa antes de que comenzara a llover, lo cual no lograron.
-No volveré a salir cuando llueva, jamás-dijo el rubio una vez dentro de la casa de su amiga-¿entendiste? No me dejes salir.
La castaña sonrió y a su vez negó con la cabeza ante lo que acababa de decir el ojiverde. Siempre era igual sin importar que, el siempre decía lo mismo, pero jamás lo decía enserio.
-Como tu digas-no le dio importancia y subió a su habitación para así poder quitarse la ropa húmeda y secar su cabello.
La delgada chica se deshizo de su ropa y comenzó a buscar un nueva en su armario. Saco finalmente su pijama después de todo no volvería a salir.
El rubio observaba con detenimiento cada uno de sus movimientos, tratando de ocultar el gran bulto que se estaba formando dentro de sus pantalones.
-¿me observaras lo que queda de día?-pregunto la castaña secando su cabello-¿o te cambiaras de ropa?
-¿tengo ropa en tu casa?-respondió el rubio alzando una de sus cejas.
-en mi armario hay unos vaqueros que supongo son tuyos-se giro hacia él y sonrió.
El ojiverde se acerco al armario y saco los vaqueros negros que se encontraban allí. La joven lo observo atreves del espejo fijando su vista en su gran bulto.
¿Qué pasaría si él y yo...? Sonrió y negó con la cabeza tratando de quitar ese sucio pensamiento de su mente.
-¿Qué me ves?-pregunto sonriente el joven-no me digas que…
-jamás-lo corto la chica antes de que terminase de hablar-¿te quedaras sin camisa?
-¿Te molesta?
-n-no
Se recostaron en la cama a ver una película. Durante la película se dedicaban miradas bastante extrañas entre ellos, era como si… se desearan el uno al otro.
Se encontraban abrazados, pues hacia frio y llovía. Al término de la película ambos se habían dormido.