Pensamiento 01

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Mi familia:

Tengo 12 años, mi cabello es de color cobrizo y mi tono de piel es tan pálida como la de un vampiro. No mido más del metro sesenta, uso converse y mi ropa no era la mas llamativa. Por esta razón mis padres me juzgaban diciendo que era la rarita de su familia.

Los Sullivan era la familia más respetada de todo Austin, Texas. No solo porque mi padre era uno de los empresarios más importantes de la pequeña cuidad ni tampoco porque mi madre era una de las mujeres hogareñas mas hermosas de la zona. Sino por el hecho de que asistían a cada inauguración de un orfanato, construcción para hogares de ancianos, eventos deportivos para apoyar a los mas necesitados y sobretodo pero menos importante, asistían cada domingo a la iglesia.

¡Qué perfecta e intachable era esta familia! ¿No creen? Era una familia de punta en blanco donde quiera que fueran.

Cada domingo, mi madre usaba un vestido de corte princesa, de color rosa pastel con unas zapatillas blancas y un moño alto en su cabello, un maquillaje muy recatado pero que aun así la hacia ver hermosa. Mi padre cada domingo se llevaba el mismo traje cada domingo, era el mas costoso que había comprado y era tan exclusivo para ir a la iglesia que ni en día de semana lo usaba para ir a su gran empresa. Mi hermano llevaba una camisa de cuadros roja con verde muy elegante y unos blue jeans de vestir que lo hacían ver elegante, unos zapatos de vestir y su cabello bien peinado. Mientras que yo en mi caso solo usaba el suéter gris que me había regalado mi abuela en mi cumpleaños, unos blue jeans negros algo desgastado y mis converse negras que usaba para cualquier ocasión. Mis padres siempre me exigían que fuera igual de ellos con ropa de vestir elegante pero me negaba y al final ellos sin más que hacer cedían e íbamos tranquilamente a la iglesia.

La razón por la cual no usaba esa ropa cara que mi madre me compraba y todas la joyas y accesorios era porque por muy perfectos, respetables, hasta envidiables que podían ser debido a como se veían en el exterior, en el interior no era lo que parecía. Vivir con un alcohólico compulsivo, una madre acostumbrada a golpes y gritos y un hermano que cada semana llevaba a una chica a la casa, (Creo que se sobreentiende el por que) no era lo más perfecto que se pudiera ver. No quería ser igual que ellos, igual de hipócritas y falsos.

Mi pequeña esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora