Capítulo 2 Lo Que Sentimos.

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La luz del sol se coló por la ventana molestado a cierta pelirroja, que fue la primera en despertar, sientiendo que no estaba sola, a su lado se encontraba Hinata, cosa que le sorprendió e hizo que se pusiera roja, casi del mismo color de su pelo. Las imágenes de la noche anterior comenzaban a regresar a su mente.

Narra Karin

No puede ser ¡No lo creo! Realmente me acosté con Hinata. Todo mi cuerpo tiembla, pensé que había sido un sueño pero no, todo lo ocurrido en la noche anterior fue verdad, fui la primera en la vida de Hinata, pasó saliva nerviosa, nunca antes me había sentido así. Ella dijo que me amaba y simplemente no pude resistir, ante sus ojos inocentes, ante toda ella.

La verdad nunca pensé terminar con una mujer o sentir siquiera algo, como esto, mi corazón esta acelerado. Mis relaciones siempre han sido con chicos, pero ahora siento que es diferente, no porque sea mujer, si no por otra cosa ¿Que es lo diferente ahora? Miro por un rato la cara de Hinata, que pareciera aún en sueños estar muy feliz por ello. Realmente parece una ángel o mejor dicho muñeca de porcelana, con sus delicados rasgos. Desearía poder admirarla así aun más tiempo.

Me separo con cuidado del cuerpo de Hinata, dormida ahí entre mis brazos, no quiero despertarla, debe de estar agotada, tomo mi ropa y me meto al baño de su alcoba. - *Carajos acabo de desvirginar a la niña más pura de este mundo*- me reprocho mental mente. No es que no lo disfrutará pero se supone que yo estoy al nivel de un ángel como ella.

- ¿Karin? - Escucho su dulce voz llamando con miedo al no encontrarme.

- Estoy en el baño. - Respondo apresurada. Abriendo la llave de la ducha, para meterme bajo el chorro de agua y calmar mis ganas, si no soy capaz de hacerlo de nuevo y más fuerte.

- ah, me alegro. - Dice del otro lado de la puerta, con claro alivio. - voy a preparar el desayuno.

- Termino y voy ayudarte. - Mi mente aun tiene frescas las escenas de la noche anterior, no puedo evitar sentir como mi cara se ponia roja.

Recordar a Hinata bañada en sudor jadeando fuertemente, desnuda bajo mio, con las mejillas completamente rojas, mientras la hacía mía y esta me pedía más.

Mis dedos hundiéndose en su delicada vagina, hasta perderse en su humedad y verla retorcerse de placer, moviendo sus caderas de manera desesperada para disfrutar aun más del montón.

Me apresuró a ducharme con agua fría para calmare y a vestirme. Sintiendo nervios, como nunca antes había experimentado.

La verdad Hinata me había llamado la atención atención por su forma tan tranquila de ser, nunca antes había visto a una chica como ella tan reservada, educada y calmada, en estos tiempos es muy difícil encontrar a una chica así, y lo gracioso es que yo soy su opuesta.

Ella tiene el porte tranquila presencia inocente, yo soy la salvaje y de presencia agresiva. Quizás sea verdad eso de que los Opuesto se atraen.

Antes de salir de la habitación, di un fuerte suspiro y baje las escaleras, escuchando ruidos en la cocina, abrí la puerta y pude ver a Hinata preparando el desayuno, mientras tarareaba una canción, lleva puesta mi blusa que le quedaba grande y apenas le cubría hasta media pierna. No puede evitar sontojarme. Hinata era inconsciente de que podía ser muy sexy con tan sólo una prenda. Sin pensarlo fui abrazarla por la espalda haciendo que diera un pequeño brinco de susto.

- Karin me asustaste, no te escuche venir. - Me dice poniéndose roja.

- Lo siento no puedo evitarlo. - Le digo para besar su cuello. Su suave aroma me encanta, es algo que me gustaría oler siempre.

Besos RojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora