No sé cuánto tiempo me quedo asimilando el hecho de que es Henrry quien espera fuera de mi apartamento, pero probablemente es bastante, porque el timbre no tarda en sonar por cuarta vez, y yo me tengo que morder la lengua para evitar soltar una maldición. Esto tiene que ser una broma.
Tan pronto como reacciono, retrocedo dos pasos, sin saber qué hacer. Abrirle no es una opción, eso lo tengo claro. Su novia está medio desnuda en mi cocina con el tipo que se tiro ayer, no puedo dejar que los vea o habrá una pelea.
Y no es que me preocupe si deciden romperse la cara mutuamente, me da igual. Incluso diría que el imbécil de Adam se lo merece, así quizás entiende que no siempre puede hacer lo que le de la gana como si fuese el rey. Pero si lo van a hacer, que sea lejos de mi casa.
El tiempo para pensar se me termina cuando Henrry comienza a dar golpes en mi puerta. Al parecer se aburrió del timbre.
— ¿Lesley? ¿Qué ocurre?
Mierda.
— ¡Espera un segundo, Henrry! ¡Ahí te abro! —elevo la voz más de lo necesario con la esperanza de que Ashley me escuche desde la cocina y se esconda.
Al carajo, joder. Le tengo que abrir antes de que tire mi puerta abajo.
Me llevo las manos al pelo y trato de acomodarlo un poco usando los dedos como peine, aunque sé perfectamente que ese descontrol castaño no se deja domar así de fácilmente.
Nuevamente me lamento de no haberme arreglado un poco antes en el baño, mi aspecto tiene que ser deplorable. Si anoche no me preocupe en quitarme la ropa antes de acostarme, mucho menos debo haberme molestado en quitarme el maquillaje. Puedo imaginar las sombras café de mis ojos esparcidas por toda mi cara y mi rimel corrido.
Suspiro en derrota, sabiendo que nada puedo hacer ahora para remediarlo, y reuno todo el valor que me es posible para enfrentar la situación. Cuando me siento preparada, abro la puerta.
— Hey —digo a modo de saludo, intentando lucir natural.
En cuanto nuestras miradas se cruzan, me escanéa de la cabeza a los pies, deteniéndose nuevamente en mis ojos segundos después, y contengo la necesidad de volver a cerrarle la puerta en las narices.
Ahí está él, luciendo tan fresco y sexy como de costumbre con sus vaqueros y su camisa blanca, su cabello rubio a juego con sus ojos claros. Y aquí estoy yo, con mi pelo hecho un desastre, el maquillaje corrido y mi ropa arrugada de anoche. Afortunadamente, es el novio de Ashley y no mío. No necesito darle una buena impresión ni lucirme ante él.
— ¿Necesitas algo? —indago al ver que no dice nada, y es entonces cuando él reacciona.
— Ah, sí, perdona —se disculpa, y yo me pregunto si es por presentarse en mi casa sin avisar o por mirar mi horrible aspecto demasiado tiempo. —Esta mañana he ido a la casa de Ashley, pero sus padres me dijeron que no volvió anoche. Pensé que tal vez estaba aquí contigo.
Ay, dios. Encima viene buscándola, esto no puede ir mejor.
— ¿La necesitas para algo? —intento no sonar ansiosa mientras lo pregunto, y él eleva las cejas ligeramente al escucharme. Seguro que piensa que soy una chismosa.
— Pues... —su mirada se desvía durante un instante, y yo creo que no me va a responder, pero entonces suspira y vuelve a mirarme. —Anoche discutimos en la fiesta. Os iba a traer yo a casa, pero ella se enfadó y dijo que podíais solas. Quise seguirla, pero la perdí entre tanta gente. No responde mis llamadas, solo quería saber si habíais llegado bien.
Oh, dios, Henrry es un amor. Ashley es una perra desalmada por haberle engañado anoche mientras el pobre chaval estaba en su casa preocupado por ella.
La culpa se apodera de mí mientras lo imagino buscándola por todos lados desde temprano, y me pregunto por qué estoy protegiendo a ese par cuando son ellos quienes la cagaron y Henrry es solo una víctima. Pero, claro, ella es mi mejor amiga. No la voy a mandar al frente aunque se lo merezca, ella no lo haría si fuese al revés.
"Iré al infierno". Pienso, porque estoy siendo cómplice de una de las cosas que más detesto en este planeta: la infidelidad. Al menos tengo el consuelo de que será en compañía del desastre rubio que se esconde en mi casa. Después de salvarle el culo me voy a asegurar de hablar con ella, pero ahora es mejor que me concentre en lo que voy a decirle a su novio para que se vaya sin descubrirla.
— Ya veo, no sabía que habíais discutido, no me contó nada —intento sonar sorprendida, aunque realmente no lo estoy. Ahora cuadra el por qué Ashley hizo lo que hizo. Es muy rencorosa cuando quiere, más de lo que se consideraría sano.
Me toma un segundo tragarme la culpa y prepararme mentalmente para lo siguiente que voy a decir.
— Lo siento, Henrry, pero no está aquí. Anoche volvimos juntas y ella se fue a dormir a casa de Anne, una compañera de su universidad que estaba con nosotras en la fiesta.
"Sí, ya, claro; Anne". Se burla mi subconsciente con tono mordaz, y yo lo aplasto con fuerza y odio. Es lo primero que se me ha ocurrido, joder.
— ¿Anne? Nunca me ha hablado de ella.
Y así de rápido se cae mi mentira.
— Se hicieron amigas hace poco —aclaro rápidamente, y siento ganas de darme una bofetada al ser consciente de que soné demasiado nerviosa.
Nuestras miradas chocan durante varios segundos y yo me esfuerzo para no apartarla primero, temiendo que eso sea lo que necesita para dudar de mí. Al final, asiente en comprensión, aceptando mi respuesta, y tengo que contenerme para no suspirar en alivio.
No me puedo creer la pedazo mentira que acabo de soltar, pero él parece creerme y es lo que importa. Bendita sea nuestra nueva amiga imaginaria, Anne, porque nos acaba de salvar el trasero a las dos.
— Si eso es todo, entonces...
— Me dijeron que la vieron yéndose con Adam Williams, Lesley —me interrumpe cuando ya me dispongo a cerrar la puerta, creyéndome a salvo. Su mirada azul se clava en mí, seria y expectante, como si me retase a decir que es mentira.
Estoy jodida.
— Henrry, verás...
Despega su antención de mí mientras trato de buscar una buena excusa, mirando por encima de mi hombro a algún punto desconocido del interior de mi apartamento. Y yo sé por la dureza que se refleja en sus ojos que estoy jodida incluso sin tener que girarme.
— Williams —pronuncia con frialdad Henrry, confirmando mi mal presentimiento.
Oh, mierda. Empieza a correr, Ashley, porque no tengo idea de cómo te voy a sacar de esta.
__________
¡Y hasta aquí se queda el tercer capítulo! Primero que nada, gracias por los comentarios, me alegra ver que mi historia empieza a gustar.
¿Que os ha parecido el capítulo? ¿Estáis del lado de Henrry o de Ashley? ¿Qué haríais en la situación de Lesley?
Espero que me sigáis dejando comentarios y votando por mi historia, me hace muy feliz. Trataré de actualizar pronto.
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Never say love
Teen FictionLos dioses griegos existen; tienen los ojos azules, el pelo castaño y unos biceps de infarto. Y, a quien me diga que no, lo mando a la mierda. Evidentemente, no conoce a Adam Williams. Si solo fuese la mitad de gilipollas, puede que estuviese inclus...