Dear dictator

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Cuando sonó el timbre, Mitsuki estaba terminando de poner la mesa, así que rápidamente se quito el delantal de estampado floreado que tanto le gustaba, grito un 'Ya voy' mientras se acomodaba el cabello, avanzo con rapidez a la puerta de entrada y cuando abrió, un saludo en forma de pequeña sonrisa en la cara de Shôto le alegro el día.

-¡Shôto, adelante! ¡bienvenido! ¡Te he extrañado mucho! -Mitsuki era tan efusiva como siempre y dando un paso adelante, envolvió al medio pelirrojo en un caluroso abrazo -¿Cómo has estado? ¡dios mío! -exclamo alarmada al momento que se alejaba un poco y apreciaba al chico -¡Estás más delgado! ¿Seguro estás comiendo bien?

-Si, señ... - el medio pelirrojo comenzó a responder.

-Hola, ma... -interrumpió Katsuki y parado al lado de su novio, su madre le miró desaprobatoriamente para inmediatamente después cuestionar a su retoño.

-¡Katsuki! ¡¿Porqué no estás alimentando a Shôto como se debe?!

-¿No podrías saludarme antes? ¡También estoy feliz de verte, má! - fue la malhumorada respuesta, Mitsuki suspiró y abrazo a ambos chicos.

-Bienvenidos a casa, los extrañe.

-Llegamos- respondieron al mismo tiempo Katsuki y Shôto y devolvían el abrazo.

La cena había sido deliciosa, habían comido hasta hartarse y también habían reído a costa de Bakugou (la mayor parte del tiempo). A Todoroki le encantaba visitar a la familia Bakugou, la casa era animada, Mitsuki era una gran madre ( es decir, había criado a Katsuki y no había perecido en el intento), ambos padres los habían apoyado aún teniendo a Endeavor en contra y les habían ayudado a conseguir el departamento en el que vivían, la primera vez que Katsuki lo llevo a su casa, no había nadie, la segunda vez fue invitado por Mitsuki y casi muere de pena al recordar lo que habían hecho Kat y él en la sala, pero al notar que ninguno de los padres sospechaban algo, se pudo relajar.

-Oye Shôto ¿ya te enseñe esta foto de Katsuki? -Mitsuki llego con un álbum fotográfico y se sentó entre ambos chicos y estos, miraron con curiosidad. Era una fotografía de un Katsuki de unos dos años de edad, comiendo helado, pero lo diferente de la foto, era que Katsuki llevaba puesto una cinta en el cabello con flores lilas y un conjunto de tres piezas de niña. La cara de Katsuki fue de horror.

-¡¿Cómo puedes mostrarle esa foto?! ¡pensé que la había quemado! ¡Qué vergüenza! -Shôto solo seguía mirando la foto.

-Claro que sí, lo hiciste, pero aún tengo el negativo, así que saque otra copia y no te atrevas a quemar esta también ¡lucías tan adorable!

-Se parecen mucho. -fue lo único que dijo Shôto, interrumpiendo la discusión madre-hijo.

-Bueno, sí, es obvio, es mi madre.- fue la respuesta de su novio.

Esa noche, en su departamento, mientras se preparaban para dormir, Bakugô notó lo ensimismado que había estado el medio pelirrojo desde la cena en casa de sus padres.

-¿Todo bien? -le pregunto mientras alzaba los brazos para quitarse la camiseta, de repente, Todoroki le soltó la pregunta.

-¿Te pondrías un vestido para mi?

-¡¿Qué?! - fue la sorprendida respuesta de Katsuki -¿Sigues con lo mismo? No me pondré algo así, no soy una chica. -Shôto se acerco por detrás y acarició con suavidad una de las nalgas de su novio, para recorrer el toque hacia su entrepierna, el rubio puso su mano sobre la del medio pelirrojo y movió con cadencia su cadera hacia atrás.

-Eso lo se y me gustas siendo chico, pero te quiero ver con vestido... y también quiero que comas helado de queso.

-¡Estas enfermo! -fue la respuesta burlona de Bakugô mientras Shôto lo recostaba en la cama -Solo consigue las cosas, ni creas que le pediré a mi madre uno de sus vestidos, idiota.

Shôto sonrió.

-Después, podrás pedirme algo a cambio.

-Interesante trueque. -dijo Katsuki, antes de que sus labios se fundieran en un beso.


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