25. Lucky Ones

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Pensaba cada cosa que los había traído a despertar juntos en las mañanas, cada situación que tuvieron que pasar para estar tocando el cielo con un beso, cada pequeño detalle que influyó en el efecto dominó de sus vidas.




"¿Cuándo te vas?" preguntó Jaehyun en un susurro mientras repartía suaves besos por encima de la cabellera de Taeyong. Adoraba todas las sensaciones que tocaban su piel estando acurrucado en el pecho de Jaehyun. Su cama y sus brazos parecían el mejor lugar del planeta para estar en ese mismo instante. Y aunque su mundo había dado muchísimas vueltas en las últimas cuarenta y ocho horas, oler el perfume natural que desprendía el cuello del menor, lo valía todo.

"El sábado" respondió imitando su suave tono, moviendo delicadamente de aquí para allá su nariz sobre la tersa piel de la zona porque amaba los pequeños escalofríos que le hacían brincar.

"Te voy a extrañar mucho ¿Lo sabes?" Suspiró el menor "No quiero que te vayas"

Taeyong sacó su cabeza de la cómoda posición para mirar el rostro de Jaehyun.

"Jae, hablas como si me fuera para siempre. Sólo es el fin de semana, ya se lo había prometido a Yuta. Además el maldito querrá matarme cuando sepa que estoy acá contigo y ahí si habré deseado estar en Estados Unidos o en Marte"

Jaehyun rió aferrándose del agarre en las caderas de Taeyong, para que volviera a enterrarse en su pecho. Desde que habían llegado al  apartamento de Jaehyun, el menor no quiso soltarlo ni un sólo instante. 

Taeyong se sentía caminando en una débil nube esponjosa que tenía contados los minutos para desaparecer y Jaehyun resultó siendo lo único tangible a lo que podía aferrarse. No podía recordar mucho de las últimas horas a excepción de la voz del menor y aquel par de ojos tan asustados. No recordaba exactamente que le dijo a los hombres de corbata, ni a la mujer de los pantalones gigantes. Ni tampoco cuál fue la excusa que le dio a Mark cuando Jaehyun lo halaba del lugar con impaciencia y angustia. Así que con su mente agotada de todas las emociones que había experimentado, no se quejó cuando ambos cayeron directo a la cama, a penas cruzaron el umbral de la puerta.

"Quédate. Dile a Yuta que se vaya a la mierda" esta vez una sonora y alegre carcajada salió de la boca de Taeyong que no perdía el tiempo regando besos por toda la manzana de Adán de Jaehyun y aprovechando para enredar sus piernas con las de él.

"Estás siendo muy grosero últimamente" dijo con una sonrisa gatuna que empezaba a morder pedacitos de aquella piel ajena que se asomaba por encima del material de su sudadera "No puedo mandar a la mierda a Yuta cuando está a punto de perder hasta su apellido. Firmará unos papeles, nos darán mucha comida, te traeré un recuerdo y él no perderá su herencia"

"¿Por qué no se lleva a Sicheng? ¿Um?" Esta vez Taeyong fue sorprendido por una mano intrusa que se colaba por debajo de su camisa. Aquella tibia mano lo había puesto nervioso e hizo que tragara saliva de lo bien que se sentía esas pequeñas caricias por toda su espalda.

"Porque si ya tiene que ser su niñera aquí, imagínatelos en Japón. Es un viaje corto Jaehyun. Mira mientras que estoy fuera puedes... No sé, instalarnos nuevamente en el dormitorio"

Las caricias se detuvieron y aquella mano que unos instantes le hacía cosquillas ahora se encontraba debajo de su mentón levantándolo para que observara la cara de póquer que tenía.

"¿Qué?" pregutó Taeyong con un puchero, sabía que cedería "Se mi esclavo por unos días, Jae"

Jaehyun volvió a reír sin despegar sus ojos de Taeyong.

BLURRED LINES  ||  JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora