Di vuelta las maletas en la cama por segunda vez para asegurarme de que no estaba olvidando nada. Tenía mi ropa, cepillo, perfume, maquillaje y fotos de mi familia, pero seguía sintiendo que me faltaba algo.
Mi padre se asoma a la puerta de mi habitación con las manos en la espalda.
-¿Qué tienes ahí?- le pregunté divertida. Él se acercó a mí y me tendió una caja envuelta en papel de regalo.
-Se podría decir que nuestro regalo de despedida.- me dijo con una sonrisa triste.
Rompí el papel y abri la caja. Adentro estaba el polerón favorito de mi hermano que solía prestarme de vez en cuando. Amaba ese poleron, pero cuando Freddie murió y regalaron todas sus cosas pensé que nunca más lo volvería a ver.
-Muchas gracias.- le dije mientras lo abrazaba.
-¿Estaras bien??
-Voy a estar bien papá, de verdad.- sonrío para que se quede tranquilo.
-No uses esa sonrisa conmigo, North. No tienes que hacerte la fuerte todo el tiempo. Ha pasado un año y aun no...
- Exacto. – Lo interrumpí.- Ha pasado un año. Necesito que tú y mamá sigan adelante con sus vida.- Papá me miró con dolor en sus ojos. Soné más dura de lo que pretendía.- Papá, no te preocupes por mi ¿Okey?
- Bueno, pero si necesitas algo, lo que sea, me llamas.- Le echó un vistazo a mis maletas.- No olvides llevar algo para tus pies
¡¿Cómo pude olvidar algo tan importante como mis zapatos?! Definitivamente mi cabeza no estaba en el mismo planeta que mi cuerpo. Volví a poner todo dentro de las maletas dejando un gran espacio para mis zapatos. Cuando logré cerrar mis maletas me puse el poleron de Freddie y llamé a papá para que me ayudara a cargar mis cosas en el auto y me fuera a dejar al aeropuerto.
Papá me acompañó mientras hacía el check-in y me dejó en la zona de embarque.
- Llámame cuando el avión aterrice y luego cuando llegues al internado me cuentas todo sobre tu viaje.
- Papá, tranquilo. Te llamaré cuando el avión aterrice pero luego estaré ocupada así que no me llames cada cinco minutos ni me envíes mil trescientos noventa y cuatro mensajes. Cuando tenga tiempo te volveré a llamar.
- Entiendo, entiendo. Ahora ve o si no perderás el vuelo.- Me abrazo con todas sus fuerzas y luego me dio un empujoncito para que me fuera.
- ¡Te amo! - grito mientras me alejaba.
- Te amo.- articulé con mis labios desde la plataforma justo antes de subir al avión.
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Nobody messes with me
Romance¿Cómo te sentirías si tu hermano mellizo se suicida y tu mamá entra en una depresión tan grande que ni quiera es capas de salir de su cuarto? North Hassel, una adolescente de 17 años, pasó por eso. Su hermano murió hace un año y decidió que no querí...