Capítulo 4

220 19 0
                                    


Al entrar en la gran cocina había una chica peli-roja con ojos azules, era muy delgada a mi parecer. Estaba rodeada por vidrios rotos que también se apreciaba en el suelo un líquido rojizo.

—!Angélica!.— El grito de Wendell enfadado hizo que la chica se asustara aún más.

—¡Disculpame!.— Sus ojos se cristalizaron a punto de llorar.

—¿Sabes cuanto costo esa copa?.—Suspiro llevando su cabello hacia atrás.— ¿Donde esta mi hermano?.—

—En su habitación, quería llevarle una copa de...— Se detuvo al ver su mirada, bajo la cabeza apenada para después correr a otro pasillo que parecía conducir a unas escaleras.

—¿Quién era ella?.— Pregunté al verlo recoger los pedazos de vidrio.

—La novia de mi hermano.— Me acerque a ayudarle pero me lo impidió.— Ni se te ocurra.—

Aquel líquido no parecía ser algún tipo de vino o otra bebida, parecía tener la consistencia diferente.

—Deberías de irte, no estoy de humor ahora.— Su voz había cambiado a una seria.

—Pero... — Fui interrumpido.

—¡Vete!— Grito mirándome con otros ojos, no era él.

Enojado me dirigí a la salida, cuando toque la perilla sentí una respiración en mi cuello lo que me dio un escalofrío.

—Pero, mañana vendrás aquí de nuevo.— Susurro, era Wendell. Por un momento tuve miedo hasta que sentí sus labios en mi cuello, lo estaba besando de una manera que me hacía soltar suspiros.

Me moví un poco dejando al descubierto más mi cuello, deje llevarme cerrando mis ojos y con mi mano temblorosa toque el cabello rubio de Wendell acercándolo. Esta vez sentía como unas manos que estaban en mi pecho bajaban hasta tocar mi cadera acercando mi trasero a su entrepierna, no sabía como explicarlo pero era como si algo me controlaba suena imposible lo sé.

Dejó de hacer todo eso y cuando me separo de él fue como volver en si, era extraño. No dije nada solo abrí la puerta y me fui de allí con la mirada perdida

¿Qué diablos paso?

Como había dicho me quedé en casa de mi tía, estaba feliz por verme después de la muerte de mis padres.

Estaba esperándola en el sofá con una taza de té y cuando ella llegó con una charola con galletas me vio sorprendida.

—Cariño ¿Quién te hizo eso en el cuello?.—

Demonios...

—Ah, bueno.— No sabía como decirle o si decirle.— Fue... Fue.—

—¿Tu novia?.— Sonó divertida.

No pude evitar mirar el suelo avergonzado, claro que no, ni siquiera es mi amigo.
Simplemente asentí.

—Ya me lo imaginaba, eres un chico apuesto e inteligente Alex.— Sonrió dando a notar su rubor rosado y labios tan rojos.

—Gracias tía Victoria.—

—Ya es muy tarde, puedes quedarte aquí si gustas, tu tío no vendrá hasta ya muy temprano por la mañana.—

Estuvimos hablando por un rato hasta que se hizo tarde y nos fuimos a dormir.
Cuando desperté eran las 6 de la mañana, me vestí y fui directo a casa, al llegar no había nadie en la sala estaba todo oscuro además el lugar olía a cigarro.

Abrí la ventana y la puerta trasera para que pudiera irse ese aroma. Subí a mi habitación para poder darme una ducha con agua caliente así podría relajarme un poco, estando en el baño miro al espejo estaba esa marca en mi cuello un chupetón. Tendría que utilizar maquillaje de mi madre, nunca lo he hecho pero veía a ella ponerlo cuando era pequeño.

Salí con una toalla en mi cintura buscando una ropa cómoda, una camisa blanca con negro sin mangas que me quedaba grande y unos jeans.
Pase por el cuarto de Gabriel, podía escucharse susurros tal vez Jimin durmió aquí. Ay no, sexo de nuevo, aunque bueno no los culpo tiempo sin verse y quieren aprovechar los días.

Estuve en el instituto rondando por los salones ya que faltaban 2 horas para mi siguiente clase, no me quedaba de otra que ir a la cancha de fútbol otra vez. Temía ver a Wendell en realidad ¡Me daba vergüenza! ¿Cómo pudo pasar eso ayer? ¿Por qué mierda me deje tocar por él?

Revolví mis cabellos frustrado.

—Hola Alex.— Adelante mio se escucha Katherine animada.

—Ah hola Katy.— Levante mi cabeza sentía todo mi rostro arder.

—Pasaba por aquí y te vi, ¿Que le pasa a tu cara?.— Ríe

—Eh bueno.— Rasco mi nuca mirando a otro lado.

Se acerca a mi despejando cabello de mi cuello... Oh no.

—¡Oh por dios tienes.—Tape su boca avergonzado

—No es cierto, es solo que me rasque y provocó esto.— Reí nervioso.

—A mi no me engañas ¿Quién lo hizo?.— Su mirada me daba miedo, parecía una total pervertida.

—Fue... Ahg contigo no se puede mentir, fue Wendell.— Podría confiar en ella, nunca me delata para nada o se burla por mis estupideces.

No respondió, estaba sorprendida no la culpo hasta yo lo haría.

—Demonios Alex eres todo un picaron.— Dijo en broma.— Hablando enserio como sucedió todo para que pasara eso.—

Le explique todo hasta de un como me sentía, para ella también fue raro que después de que me separará volviera a la normalidad.

—Vamos a la biblioteca.— Se levanta tomando mi muñeca.

—¿Para que?.—

—Hay que investigar eso, creo que tengo una ligera idea de que pudo haber sido.—

________________________

7w7 que rikolino, tenía que ponerlo ya faltaba un poco de acción juejue

No todos los vampiros tienen sed de sangre (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora