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“Todos estaban platicando, discutiendo algunos, concordando otros, y también los habías no más que algo apurados por volver al trabajo. Sin embargo en algo todos estábamos igual; nadie sabía por qué la reunión de emergencia.
Hasta que finalmente entró el jefe.

—Señores,— Se veía alterado y sudando, como su hubiera corrido, o estuviera muy preocupado. —estamos reunidos aquí por importantes razones. Tenemos una situación de alta prioridad que atender.— Se oyeron murmuros a la vez que apagaron las luces y se encendió el cañón proyector. —De los últimos treinta sujetos de prueba retuvimos al número 12. —Nos mostró la foto de un adolescente con enormes ojeras y cabello alborotado. Estaba temblando y parecía muy nervioso. Parecía que no había dormido en días y que lo mantenían despierto con café. —Él es Hugo, nuestro primer caso y esperamos el último.

«Hugo llegó por los experimentos al igual que los demás. Tuvo resultados positivos y regresó para la segunda etapa, después la tercera. Sin embargo, a diferencia de los demás no respondió como esperamos.» Bajó la cabeza, dio un pequeño suspiro y nos crecieron los oidos. «El día del jueves a las 15:39, al día de la retención por pruebas, atacó a uno de los guardias.» Se oyó una unísona inhalada de preocupación.

[…]”

Cómo terminé siendo ZombiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora