-Te aseguro que no era esa mi intención -afirmó y tragó saliva.
Apartó los ojos de la carretera y fijó su mirada en los intensos ojos verdes de Sakura. Su mirada reflejaba auténtico arrepentimiento. Su remordimiento resultaba tan franco como su falta de tacto. Pero había algo más. Algo latente que palpitaba en el fondo del iris.
Y Sasuke, durante un instante de temeridad, sopesó la posibilidad de preguntarle si pensaba que era un hombre atractivo."¡Dios mío! Una sola tarde en su compañía y ya estoy tan desequilibrado como ella".
No se había percatado que la locura estaba apoderándose de su sentido común. Se sentía incapaz de proseguir esa conversación, así que encendió la radio en busca de alguna emisora local que radiara los cambios de la Bolsa con la esperanza de que ella comprendierala indirecta.Unos segundos después apareció ante ellos el estudio de baile.
Minutos antes había sentido verdadero espanto ante la inminente lección, pero le alegraba poder ocupar su mente en otra cosa. Giró en la rotonda y aparcó en el espacio reservado a tal efecto.
-Ya hemos llegado- anunció y apagó el motor. En el interior, una adolescente de cabello rojizo que tendría en torno a los 16 años estaba sentada detrás de una mesa de roble bastante astillada.
Sasuke aguardó pacientemente, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra, mientras la joven terminaba de atender el teléfono. Experimentó un cierto regocijo perverso al observar que Sakura parecía tan incómoda como él. Hacía remolinos con los rizos de su melena en actitud ausente y Sasuke dudaba que fuera consciente de ello.
Por fin, la recepcionista colgó el teléfono y se levantó.Llevaba leotardos y extendió los brazos a modo de saludo, en un movimiento totalmente coreografiado.
-Buenas tardes -saludó con un fuerte acento sureño-. Soy Madame Moegi.
"Tiene que ser una broma". Un extraño sonido escapó de la boca de Sakura, algo que había nacido como una carcajada, y que disimuló de la mejor manera que pudo con un falso estornudo.
-Es un placer -acertó a decir. Moegi revisó el libro de citas, abierto frente a ella.
-La fiesta de los Hyuga-. ¿Clases privadas para el baile de la recepción? Sasuke se limitó a asentir mientras pensaba que la chica encajaba mal con el apelativo de Madame Moegi.
Acompañó a la pareja a lo largo de un estrecho pasillo hasta un amplio estudio con suelo de madera noble y una pared de espejo. Paralela a la pared de espejo había una barra y la incomodidad de Sasuke se duplicó. Si alguien pronunciaba alguna de esas perversas palabras francesas como plié o pirouette, saldría de allí al instante.
Moegi se deslizó hasta el equipo de música y rebobinó la cinta.-Poneos cómodos y hacer algunos estiramientos- dijo Moegi-. Tengo que devolver una llamada y después iniciaremos la clase. Empezaremos con un vals, algo sencillo.
Salió del estudio, cerró la puerta y los dejó solos. Sasuke se volvió hacia Sakura, dispuesto a sobornarla con dinero para que hiciera la vista gorda.
Sakura estaba sonriendo. -¿Esa es Madame Moegi? Con ese nombre, uno esperaría a una mujer europea, demacrada, cumplidos los sesenta, y que llevara un turbante en la cabeza.
Con ese aspecto tendría que llamarse como una de las damas de honor de Hinata. Ya sabes, Sandy, Sunny o Sissy.
-¿Realmente se llaman así? Soy incapaz de recordar ésos nombres.- Odio reconocerlo, pero yo tampoco soy capaz -dijo mientras el color asomaba a sus mejillas-. ¿Daphne, Dilly y Daisy? ¿A ti te suena bien? Sacudió la cabeza, pero hizo un nuevo intento.-¿Freddie, Farrah y Felicity? Sakura rió con ganas y el sonido de su risa lo hirió de la misma forma que la buena música.
Era una risa natural, fresca y pura. Desde la muerte de sus padres muy pocas personas habían reído en su entorno. Hinata se limitaba a sonreír con educación y sus colegas soltaban una risotada cada vez que alguno de sus clientes contaba un chiste.
¿Cuándo había sido la última vez que había reído de un modo genuino? -Sé que dos de ellas son primas de Hinata y que la otra ha sido vecina de la familia toda la vida -dijo Sakura, interrumpiendo el pensamiento de Sasuke.
-¿Cómo?- Las damas de honor. Dos son primas y otra es una vecina.
- Ya archivó la información en algún lugar apartado de su memoria, pero dudaba que llegara a distinguirlas alguna vez. Las tres chicas, morenas y sonrientes, eran casi una réplica exacta de sí mismas. Una tenía el pelo largo, otra lo llevaba corto y la tercera lo tenía rizado. Gracias a Dios que Hinata era peliazul o no sería capaz de reconocerla entre la multitud.
Se estremeció al instante. Esa era una idea terrible. Hinata era una mujer preciosa. Sobresalía en cualquier circunstancia y tenía que sentirse muy afortunado por que ella hubiera aceptado casarse con él.-¿Sasuke? -Sakura chasqueó los dedos-. ¿Estás bien? Una vez salí con un chico que tenía esa misma expresión en la mirada. Resultó que tenía apendicitis.
-Te agradezco la preocupación, pero solo se trata de mi aprensión al baile -señaló.
-No está tan mal -se encogió de hombros-. Claro que Hinata y yo nos hemos pasado media vida en bailes de sociedad, así que estamos acostumbradas.
Supongo que ese no será tu caso, ¿verdad?-No, yo no crecí en una familia rica como tú. La media sonrisa de Sakura se desvaneció ante la aspereza de su tono.-
Continuara....
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Una Traicionera Dama de Honor
RomanceEs una adaptación SasuSaku del libro Una Traicionera Dama de Honor de la escritora Tanya Michaels Sakura Haruno va de visita con su amiga Hinata Hyuuga que esta próxima a casarse y el cual ella será Dama de honor, al conocer al novio Sasuke Uchiha...