Capítulo dos

201 12 1
                                    

Unos problemas nos cruzaron de frente, pero siempre súper como levantarme. Pero jamás supe cómo hacerlo cuando estaba él aquí.

—Lola, despierta —habló mi madre de una esquina de mi habitación, observando como aún mantenía mi cabeza en la almohada—, Se te hará tarde, solo quedan días de clases y sigues como si fuera marzo.

—Lo sé... pero la cama me seduce. —coloqué mi mano en la almohada, parándome lentamente, ella se había ido en el momento que di señales de vida, su trabajo la mantenía en país en país. No me quejo.

Me levanté y ordene un par de cosas, me salté el desayuno y me lavé los dientes para luego darle algo de comer a mi mascota, un conejo.

Salí de la casa y partí a la escuela, en donde no había mucho que hacer en el éstos últimos días.

******

El día transcurrió normal, nada del otro mundo, agarré una manzana y las llaves y me fuí en bicicleta a la casa de María, mi amiga de la infancia.

— Hasta que llegas, necesito tu ayuda, hoy voy a salir con Adrián, mi vestuario tiene que ser prácticamente impecable. —comenzó a hablar mientras me jalaba a su habitación.

— Vaya desastre...

Ella rodó los ojos y comenzó a probarse unas prendas, elegía la más provocativa, ya que su novio tenía treinta años, algo viejo para una niña de dieciséis.

—Eso es lindo, pero tu relación es enferma Mari, él prácticamente sabe lo que quiere cuándo tú eres una adolescente. —hablé con sinceridad, ella solo rodó los ojos manteniendo la vista en el espejo, observando su vestido corto.

—Cuando conozcas a alguien verás que harás lo posible para mantenerlo, da igual la edad que tenga. Cuándo se ama no ves la edad en él o ella.

Asentí sin ánimos de pelear con ella, brevemente le encontraba razón, a veces ni yo sabía que era experimentar amor o un sentimiento Carnal, ella sí.

Ordenamos unas cuantas cosas y nos íbamos a tomar un helado, su novio fue por ella y aprovechó de dejarnos en la heladería que estaba a dos cuadras de su casa.

— Gracias Jonathan por dejarnos aquí.—besó la mejilla de él.

Bajé del auto agradeciéndole a Jonathan por dejarnos y ella se bajó conmigo, compramos tres helados y ella se marchó, la casa no estaba tan lejos y prácticamente me había colado en el auto de Jonathan y de mi amiga.

Pedí también agua mineral para poder aguantar el sol de diciembre, mientras comía mi helado veía uno que otro auto descapotable y personas disfrutando del momento, ¿Quién no lo haría?

Al llegar a la entrada de la casa de maría sujeté mi bici y coloque el agua en la cesta delantera y me marché a dar unas cuantas vueltas por la manzana. Al llegar mi padre estaba fumando mientras leía el diario y Tenía una melodía en la radio.

—Buenas tardes Lo, tu madre está preparando la cena, ve a ver si quiere que le ayudes en algo—contestó mi padre mientras besaba su mejilla.

—Con gusto.

Salí corriendo y me agarré de la puerta mientras la observaba de la esquina preparar mucha Comida.

— ¿Y eso? —Pregunté extrañada, había un paquete de cervezas en el refrigerador y bolsas de éstas en el suelo. — ¿Tendremos visitas? —pregunté confusa.

—Así es lo, quizás se quede alguien en la habitación de al frente de la tuya. —Contestó mi madre adornando el pavo— Nosotros ya hablamos con él pero necesitamos tu padre y yo que ustedes se conozcan y sepan las reglas.

Asentí y llevé una bandeja hacia el refrigerador.

—Ve a bañarte y cambiarte, llegará Pronto.

Volví a asentir mientras cerraba la puerta del refrigerador y tomaba una coca cola de vidrio y la llevaba a mi habitación. Subí las escaleras corriendo y me encerré en mi habitación.

Jugaba con la tapa de la botella mientras secaba mi cabello con el secador, lo dejé en un estado intermedio, en donde estaba mojado y seco. Coloqué mi vestido azul marino y unas bailarinas blancas. Supongo que no es tan importante la cena de hoy.

PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora