descripción: donde Hermione cree que los toques, miradas y connotaciones que Remus y Sirius se proporcionan mutuamente no sean sólo una ilusión.
palabras:1350.
"¡Arrancad los cerrojos de las puertas!
¡Arrancad las puertas de los goznes!"
El canto de si mismo.
Walt Whitman.En Grimmauld Place, el viento se cuela por debajo de la puerta de la habitación de Hermione, es frío (todo en aquella casa es frío) y hace que tenga que buscar una de las raídas mantas que la señora Weasley le ha dejado en el extremo de la cama y ponersela sobre los hombros. En ese momento, Hermione sólo desea a Hogwarts o su casa en Londres y un chocolate caliente que su madre ha preparado o del gran comedor y regalos al pie de su cama o debajo del árbol, pero la única opción que le queda es afianzar su agarre sobre la manta y esperar calentarse de una vez por todas.
En ese momento, Ron entra a la habitación, está serio y la luz pálida que entra por la diminuta venta le pega fuerte en la cara, la lectura de Hermione se ve interrumpida por la entrada y le dirige una mirada de soslayo, aunque el pelirrojo no la notifique.
"dentro de poco estará la cena" avisa Weasley y urga en su baúl para posteriormente sacar un jersey que, si Hermione no recuerda mal, fue su regalo navideño el año pasado, se le pone y le va ajustado, y Ron no lo nota o es lo único que tiene para calentarse porque se lo deja y sale del dormitorio.
Hermione decide ir tras él después de un breve conflicto consigo misma, porque la manta ya ha empezado a proporcionarle calor y llegar hasta la cocina (el lugar más cálido de la casa) sería un completo martirio por todos lo pasillos y escaleras y recovecos que hay que cruzar para llegar a ella.
El exquisito aroma de comida se siente desde los ultimos escalones qe Hermione recorre, ahora un poco más congelada y maldiciendose por no haberse buscado algún abrigo.
Cuando entra a la cocina, las únicas personas que allí se encuentran son Remus y la señora Weasley, que está demasiado concentrada cocinando como para notificar su presencia en el lugar.
El profesor Lupin siempre le ha parecido alguien algo melancólico, y quizás sea por las ojeras y cicatrices después de la violenta luna llena hace sólo unas noches o el canoso cabello despeinado y las ropas llenas de parches pero Hermione no puede pasar por alto ese aura que denota tristeza y algo de desilusión, como si, en los pensamientos que estuviera tan sumido, todo sea oscuro y frío (como el ambiente que le rodea).
Pero entonces llega Sirius que de un portazo abre la puerta de la cocina y Hermione puede apreciar la sonrisa que se forma en los labios de su profesor cuando el perro de sonrisa torcida y cabello enmarañado ingresa en el lugar.
Ahora, incluso ella siente que no todo en los pensamientos de Remus es frío y oscuridad.
A veces, Hermione se pregunta como diablos alguien tan estructurado (como lo es el profesor Lupin) y alguien tan rebelde (como lo es Sirius Black) pueden ser amigos.
Pero es la manera en la que el profesor la felicita en las clases por hacer bien un hechizo o después de entregarle un examen dónde se sacó una buena nota que Hermione puede apreciar una extensión de Sirius, más apaciguada y educada pero que de todos modos está allí.
Es ese mismo brillo en los ojos de Sirius, el que vio en la casa de lo gritos aquella noche hace casi ya dos años y que jamás podrá olvidar, que se le forma a Remus cuando lo mira de vez en cuando en toda la extensión de la cena, donde el ambiente es cortante y todos permanecen callados, pero aquellas miradas están llenas de un calor que entibian el interior de Hermione más que cualquier manta.
Es el término de esa misma cena cuando notifica que debe devolver algunos libros al profesor Lupin.
Se lo dice cuando está despidiéndose de todos para marcharse a su habitación.
"Por supuesto, Hermione" le dice con esa voz ronca ", estaré despierto hasta tarde"
Vuelve a su habitación con Harry y Ron, están callados pero no quiere volver sola de noche a su habitación con cabezas de elfos colgando en cada pasillo y extraños ruidos provenientes de las paredes.
No puede evitar preguntárselos.
"¿ustedes creen que..." traga grueso, los verdes ojos de Harry escudriñandola en la oscuridad "Sirius y Remus sean...bueno, más que amigos?"
"Creo que las historias románticas muggles te pegaron fuerte, Hermione" comenta Ron y Harry se ríe, dándole la razón.
Pero Hermione no entiende como puede ser que sólo a ella le ha llamado la atención de Sirius y Remus y quizás las películas románticas le han afectado un poco pero no cree que esas miradas y toques sean sólo un ilusión.
Encuentra los libros del profesor en el fondo de su baúl, son un par y de pocas páginas pero le han encantado y piensa pedírselos de nuevo.
Sabe la ubicación de la habitación del profesor porque ya ha ido un par de veces a llevarle el desayuno y, aunque todo parezca diferente en la oscuridad, no tiene que buscar demasiado.
Está apunto de tocar la puerta, pero se detiene en el acto cuando escucha voces dentro de la habitación, más bien, son risas y se le hace al instante a quienes pueden pertenecer.
A Hermione nunca le ha gustado romper las reglas, pero cuando se pone de rodillas para ver a través de la cerradura, poco le importa.
Son efectivamente Sirius y Remus y una sonrisa se le forma en los labios cuando lo descubre. Pero no son esos Remus y Sirius que conoció, no ese Remus que la felicita en clase por los hechizos bien realizados o las notas, ni tampoco es el Sirius de la casa de los gritos, pálido como la cera y delgado que encontraron esa noche de tercer año. Son otros diferentes. Hermione lo notifica cuando, para su poca o gran sorpresa se funden en un beso.
Parece de una película, Hermione nunca ha visto dos personas complementarse tan bien como lo hacen Sirius y Remus detrás de la cerradura, como dos piezas del rompecabezas.
Se le cae el mundo encima y esa realidad, la misma que brillaba en los ojos de Sirius en la casa de los gritos y en los de Remus durante la cena, es la que le golpea el pecho, incluso detrás de la cerradura. Y nota que siempre estuvo allí, esperando pacientemente ser descubierta.
Y ahora todo, las miradas, las sonrisas, los toques, las connotaciones y los tratos que tanta duda habían despertado en ella, todo le cae como un balde frío de agua.
No puede ver demasiado, pero si aprecia como Remus pone una mano en el lateral del cuello de Sirius y el susodicho le sonríe, casi puede sentir esa sonrisa, porque es la misma que emitió cuando entró por la cocina hace sólo pocos momentos. Parecen tan felices que, por un momento, Hermione insinúa que se ha olvidado de la guerra.
Algo en su interior le dice que no debe molestarlos, que todo está bien
y como debería, así que deja los libros al pie de la puerta, quizá en una silenciosa manera de decir que alguien más ha arrancado el cerrojo de la puerta, y las puertas de sus goznes.Pero Lupin abre la puerta minutos después, pensando haber escuchado algún ruido, y la punta de los pies le choca con la pila de libros. Una sonrisa se le forma en el rostro y la junta, esa sonrisa es otra silenciosa forma de decir que lo ha entendido, lo ha entendido todo.
No tenía planeado publicar otra one shot-drabble acá pero la idea estaba burbujeando en mi cabeza, porque me vi Harry Potter y El Prisionero de Azkaban por no-sé-qué-vez consecutiva y contenerme a escribir de estos dos fue casi imposible.
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La Noche En Cuestión . Wolfstar.
FanfictionEscritos de Sirius y Remus que no tienen conexión alguna. EL FANART DE LA PORTADA PERTENECE A @UPTHEHILLART EN TUMBLR 2017 © honeymoonss