Era una chica de ojos color café
Con dudas entre las yemas de los dedos
Y espinas que eran heridas del pasado,
Incrustadas en el corazón.
De su pecho brotaba la desconfianza
Cada vez que un hombre
Le tomaba la mano para sacarla a bailar.
Temía las intenciones ocultas.
Añoraba un amor verdadero.
Y una noche cualquiera
En un pub de la periferia,
La vida decidió dispensarle la gloria
Como si de una máquina expendedora se tratase.
La chica del precipicio.
La que partió la cara al mismísimo miedo.
La que hizo temblar al invierno.
La que saltó al abismo
Sin importar dónde quedaba el suelo,
Aprendió que la mala suerte es un boomerang
Que conviene sortear cuando está de vuelta.
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Valiente
PuisiLa vida consiste en viajar, pero sólo los valientes se plantean emprender camino hacia su corazón. Esta publicación es para los valientes que se atreven a sumergirse en el fondo de sus entrañas y también, para los cobardes que pretenden reconvertirs...